Mis brazos abarcan todos los kilómetros esta noche
para abrazarte. No se si sueño.
Me extiendo por la tierra
y como una infinita serpiente me enrosco
en la distancia que nos une.
No hay afuera esta noche,
soy el exterior que abarco en mi mente.
Te abrazo en órbita terrestre.
Te acaricio desde el cielo negro de esta noche fría de verano.
Y te sueño.
Te sueño justo en esta hora insomne
en que todo se hace ínfimo y minúsculo
para yo poder abarcar desde mis pasos cortos
esta extensión de tierra,
este millar de millares de personas que duermen entre nosotros.
Y te abrazo sin despertarlos.
Hubo un ayer inevitable y así también
de inevitable habrá un mañana.
Y mañana seré equilibrista y caminaré
por la línea de puntos absurda
e inútil que no pudo separarnos
para tocarte con una palabra.