Cuida el recuerdo de lo que fuimos no sea
que una tarde cualquiera en otra cama y otros brazos
te olvides que alguna vez tus ojos brillaron al verme.
Cuida tu memoria lo más que puedas
para que no se mueran los monumentos
erigidos a nuestros nombres enlazados.
Procura no olvidar que fuiste feliz en esta vida.
Procura no conformarte con besos que te traigan recuerdos
de otros mejores. Ni abrazos que apenas te sepan a sombras.
Tú, que decidiste una tarde que ya no alcanzaba
con lo que antes sobraba para hacerte sonreír,
procura no olvidar que alguna vez fuiste tú
quien buscó estos labios con ansiedad y entusiasmo.