Le lastimo al mundo su facticidad

Le lastimo al mundo su facticidad
con un irrefutable pensamiento que te nombra.
Le saco punta al lápiz para afilarme los versos
y herir el orgullo exagerado de una realidad física
que no deja de resultarme graciosa y escasa.
Le marco de tres tajos la mejilla a la distancia
y, cuando sangra, le duele el orgullo,
excitado y como fiera ofendida me devuelve el golpe
con la cruel realidad de no tenerte.
Arden un poco algunas líneas rojas en el antebrazo
y en el rostro burlonamente defendido,
pero le sigo dando pie a este duelo vano
que terminará un día cercano cuando te alcance
finalmente, con mis propias manos.
Ya hace mucho hemos vencido a la distancia.
Mientras, le sigo fingiendo al espacio este juego
de intentar separarnos. A veces duele
algún puntazo, de tarde en tarde, pero de noche
le hago trampas a esta realidad
cerrando los ojos y soñando contigo y con tu piel futura.