De noche las luciérnagas,
amables,
como si fueran mariposas sin alas ni colores
como seres de la muerte.
No dependen de los hombres,
brillan porque si y nada mas.
Tienen las piernas largas e invisibles,
caminan sobre el césped
con sus cuerpos de alma,
como penas,
o pequeñas almas infantiles que no tuvieron suerte.
Son las almas de la Gran Noche,
sin Destino;
nunca mueren pero viven,
como algunos hombres,
solo hasta apagarse.