Extráñame si muero, que es seguro
que también yo te lloraré, regando
con lágrimas la tierra de este mundo,
con sueños la llanura al otro lado.
No aturdas vanamente a los capullos
que entre resquicios irán asomando
con tu llanto, lamentos y murmullos.
Lo bello que me nazca no has de ahogarlo
Pues nada dejaré más que las flores,
y algo de calma hierba que allí crezca:
serán esos los gestos que me queden.