Respiro la sombra de etéreas figuras
que no reciben la luz...
Las sombras de arboles talados hace tiempo
me tapan el cielo y el sol.
Entre ellos habito acostumbrado
a sus abrazos sin brazos.
Soy otro habitante del olvido,
otra sombra en una habitación obscura.
Ignoro primaveras de manos buenas
y fugaces que intentan tocarme
desde otro mundo,
desde una distancia irreparable.
No tengo más que tardes de otoño
y noches de invierno,
solo duermo entre presentes ausencias.
Es mi nostalgia,
mi fábrica de poemas grises.