¿Eras el último ocaso del otoño
o el primero de un largo invierno
que llegaba con su muerte?
A tu paso todo era hojarasca
de sueños secos y utopías
quebradizas bajo el pie aplastante
de esta humanidad.
No esperanzas si no desvelos traías.
Horas de insomnio gastado
y escarchado en la ventana
de un balcón vacío.
Eras lo último que esperaba
y sin embargo, lo primero
que noté cuando llegaste.
Y tan de la nada también te fuiste.
Un día llegará en que volverá la primavera,
aunque ya no la espere,
aunque ya no sueñe con ella.