No quiero falsas esperanzas.
Si no tienen de las reales para darme,
dejen que me invente las mías.
Que mis sueños son pequeños
pero tienen las manos llenas de poemas
y saben de lucha más que de amores.
Porque he sido anciano hace muchos años
y hoy soy joven en edad de árbol.
No le tengo miedo al fracaso ni al duelo.
Me he muerto tantas veces que ni una vez
recuerdo. Vivan los que quieran este mundo.
Otros vamos por alguna estrella
para enamorarla.
Déjenme dormir sin esperanzas,
buscaré en un sueño los versos de mañana.
Que de las ruinas de los sueños
que tenga esta noche
me haré una utopía para darte.