Tu ausencia es negra, incierta y
desesperante como las tardes de encierro
por la lluvia y el frío.
Tu ausente cuerpo presente en la cama
en la que vivo sin tus formas
acompañando a las mías.
La tarde es ciega y el amor es triste.
No hay mucho más que hacer más que pensarte
y mirarte con los ojos cerrados para verte
como detrás de un vidrio empañado.
Tu ausencia es gratis, y sin embargo
¡cuesta tanto!