Es que ahora que el tiempo
ya no es más el enemigo,
que he dejado de vivir de los recuerdos
y ningún pasado puede hoy
tocarle el hombro a mi nostalgia,
viene a ser esta distancia
la fiel amante de mis noches.
Tu voluntad es la de la ausencia
Tu voluntad es la de la ausencia.
Es tu decisión y eres libre
de afirmarte en ella si así quieres.
Mi voluntad es la del recuerdo.
Soy libre también de escogerlo,
no puedes negarme ese derecho.
Es tu decisión y eres libre
de afirmarte en ella si así quieres.
Mi voluntad es la del recuerdo.
Soy libre también de escogerlo,
no puedes negarme ese derecho.
Sentarme una noche fría como esta
Sentarme una noche fría como esta
a escribir. Con tu compañía.
Tomando mate, fumando
algún cigarrillo.
Atentos al silencio de la niña
mientras duerme.
Entre verso y verso un comentario
de lo que ha sido el día.
Si te descuidas,
entre mate
y mate,
un beso.
Una noche de estas,
no es una utopía,
una noche de estas
nos haremos compañía.
(A Adriana)
a escribir. Con tu compañía.
Tomando mate, fumando
algún cigarrillo.
Atentos al silencio de la niña
mientras duerme.
Entre verso y verso un comentario
de lo que ha sido el día.
Si te descuidas,
entre mate
y mate,
un beso.
Una noche de estas,
no es una utopía,
una noche de estas
nos haremos compañía.
(A Adriana)
Mis palabras, mudas...
Mis palabras, mudas,
tus Cielos, despoblados.
Ha llovido todo el año,
no hemos visto un sol
en mucho tiempo.
Ya he perdido las ganas
de un cuerpo que apenas recordaba.
Ya no sé quién eres ni quién eras.
He perdido tu recuerdo,
tu imagen no es la palabra
que creaba un universo
en el principio,
sino unos cuantos versos tristes
de nuestra propia indiferencia.
Ya no recuerdas tus tardes felices
ni las campanas de las siete
cuando debías irte.
Tus sombras ya no ocupan los espacios
que ocuparon ese rincón
que pudo ser tu hogar.
Debiste dejarte inventar como te quería.
tus Cielos, despoblados.
Ha llovido todo el año,
no hemos visto un sol
en mucho tiempo.
Ya he perdido las ganas
de un cuerpo que apenas recordaba.
Ya no sé quién eres ni quién eras.
He perdido tu recuerdo,
tu imagen no es la palabra
que creaba un universo
en el principio,
sino unos cuantos versos tristes
de nuestra propia indiferencia.
Ya no recuerdas tus tardes felices
ni las campanas de las siete
cuando debías irte.
Tus sombras ya no ocupan los espacios
que ocuparon ese rincón
que pudo ser tu hogar.
Debiste dejarte inventar como te quería.
Tener la sombra inquieta de un árbol
Tener la sombra inquieta de un árbol
o la inquietud de un árbol sin sombra.
No dejarse engañar por la insensiblidad
del piano ante los acordes rotos
de una modulación obscena y vanguardista.
Defender el verso con honesta irreverencia,
evitar que caiga en la desgracia infame
de una boca que no supo merecerlos.
Tocar el poema con el arte y la paciencia
de un ebanista ciego que recuerda los colores.
Violentar el cuerpo con cuatro obscenidades rimadas.
Desempolvar la métrica y el ritmo y dar en tiempo
y forma la bofetada que el lector ha buscado.
Ser el sol cuando haya muerto y nadie lo recuerde
así entre el hielo de los huesos alguien piense
"Era éste el tibio sol que no apreciamos".
Ser la noche con la muerte contra el marco de la puerta
fumando el último respiro de un cadáver
con su sonrisa de puta despechada que han violado.
No cuidar el sueño de ningún pueblo, más aún,
ostentar el pan allí donde el hambre es más impune
y ofenderlo hasta la revolución.
Abofetear al hombre que sin merecerlo tiene
el amor de la mujer amada.
Insultar los salones en los que ovacionan y buscar
siempre el aplauso entre los mancos.
Vivir indignado ante el elogio y morir feliz
de no tener un sólo éxito.
Escarmentar a las señoras de hombres célibes, y
apiadarse de ellos sin llegar tan lejos como ser solidario.
Matarse uno mismo y que el suicidio salpique
la blanca camisa al asesino.
Vivir con la justicia y morir impune.
Que en la lápida graben este último verso:
"Poeta del que al fin descansaremos".
o la inquietud de un árbol sin sombra.
No dejarse engañar por la insensiblidad
del piano ante los acordes rotos
de una modulación obscena y vanguardista.
Defender el verso con honesta irreverencia,
evitar que caiga en la desgracia infame
de una boca que no supo merecerlos.
Tocar el poema con el arte y la paciencia
de un ebanista ciego que recuerda los colores.
Violentar el cuerpo con cuatro obscenidades rimadas.
Desempolvar la métrica y el ritmo y dar en tiempo
y forma la bofetada que el lector ha buscado.
Ser el sol cuando haya muerto y nadie lo recuerde
así entre el hielo de los huesos alguien piense
"Era éste el tibio sol que no apreciamos".
Ser la noche con la muerte contra el marco de la puerta
fumando el último respiro de un cadáver
con su sonrisa de puta despechada que han violado.
No cuidar el sueño de ningún pueblo, más aún,
ostentar el pan allí donde el hambre es más impune
y ofenderlo hasta la revolución.
Abofetear al hombre que sin merecerlo tiene
el amor de la mujer amada.
Insultar los salones en los que ovacionan y buscar
siempre el aplauso entre los mancos.
Vivir indignado ante el elogio y morir feliz
de no tener un sólo éxito.
Escarmentar a las señoras de hombres célibes, y
apiadarse de ellos sin llegar tan lejos como ser solidario.
Matarse uno mismo y que el suicidio salpique
la blanca camisa al asesino.
Vivir con la justicia y morir impune.
Que en la lápida graben este último verso:
"Poeta del que al fin descansaremos".
(Arte poética, Tandil, 16 de junio, 2011)
Hoy me animé a decirte unas palabras
Hoy me animé a decirte unas palabras.
Mañana quizá tenga una esperanza.
Pero en el medio está la noche,
negra y vacía como siempre.
Tal vez un día sepas que fuiste estos versos
y te rías.
Quiera el cielo que entonces
esté también mi risa y no mi llanto.
Mañana quizá tenga una esperanza.
Pero en el medio está la noche,
negra y vacía como siempre.
Tal vez un día sepas que fuiste estos versos
y te rías.
Quiera el cielo que entonces
esté también mi risa y no mi llanto.
Estás ahí, en la puerta de un sueño imposible
Estás ahí, en la puerta de un sueño imposible.
Un nombre solamente te nombra y te conoce
y por la noche lo pronuncio
con la triste ilusión de hacerte carne
entre mis brazos.
No imaginas que hoy te hablé
para romper al fin
el secreto de mis ganas.
Apenas si sabes mi nombre.
Apenas si sabes mi rostro o mis manos
y aún así no puedo quitarte de ellas.
Mañana me leerás sin sospechar
que debajo de estas líneas está tu nombre
escondido.
Pero hoy que al fin tuve el coraje
de romper el silencio,
puedo nombrarte
con una mínima esperanza
de tener, alguna vez,
la bella noticia de mi nombre
en tu boca una mañana.
Un nombre solamente te nombra y te conoce
y por la noche lo pronuncio
con la triste ilusión de hacerte carne
entre mis brazos.
No imaginas que hoy te hablé
para romper al fin
el secreto de mis ganas.
Apenas si sabes mi nombre.
Apenas si sabes mi rostro o mis manos
y aún así no puedo quitarte de ellas.
Mañana me leerás sin sospechar
que debajo de estas líneas está tu nombre
escondido.
Pero hoy que al fin tuve el coraje
de romper el silencio,
puedo nombrarte
con una mínima esperanza
de tener, alguna vez,
la bella noticia de mi nombre
en tu boca una mañana.
Me está faltando imaginación
Me está faltando imaginación
para pensarme en otros brazos
y dejar de extrañarte.
Ya no duermo, no sueño.
Ya no resisto siquiera a tu presencia
inventada y me dejo desvelar
por el recuerdo de tus formas
de mujer.
Me has vencido aún sin saberme,
sin quererme.
Me desconoces todo
y ya me tienes esperando.
¡No es justo que te piense tanto!
¡No está bien este abuso de belleza!
Debieras ser más cauta:
el corazón se rompe con menos que esta nada.
para pensarme en otros brazos
y dejar de extrañarte.
Ya no duermo, no sueño.
Ya no resisto siquiera a tu presencia
inventada y me dejo desvelar
por el recuerdo de tus formas
de mujer.
Me has vencido aún sin saberme,
sin quererme.
Me desconoces todo
y ya me tienes esperando.
¡No es justo que te piense tanto!
¡No está bien este abuso de belleza!
Debieras ser más cauta:
el corazón se rompe con menos que esta nada.
Me había quedado dormido
Me había quedado dormido
al tibio calor del sol.
Pero entonces,
en un descuido, se nubló,
y me despertó el frío de tu silencio.
al tibio calor del sol.
Pero entonces,
en un descuido, se nubló,
y me despertó el frío de tu silencio.
Eras el último ocaso del otoño
¿Eras el último ocaso del otoño
o el primero de un largo invierno
que llegaba con su muerte?
A tu paso todo era hojarasca
de sueños secos y utopías
quebradizas bajo el pie aplastante
de esta humanidad.
No esperanzas si no desvelos traías.
Horas de insomnio gastado
y escarchado en la ventana
de un balcón vacío.
Eras lo último que esperaba
y sin embargo, lo primero
que noté cuando llegaste.
Y tan de la nada también te fuiste.
Un día llegará en que volverá la primavera,
aunque ya no la espere,
aunque ya no sueñe con ella.
o el primero de un largo invierno
que llegaba con su muerte?
A tu paso todo era hojarasca
de sueños secos y utopías
quebradizas bajo el pie aplastante
de esta humanidad.
No esperanzas si no desvelos traías.
Horas de insomnio gastado
y escarchado en la ventana
de un balcón vacío.
Eras lo último que esperaba
y sin embargo, lo primero
que noté cuando llegaste.
Y tan de la nada también te fuiste.
Un día llegará en que volverá la primavera,
aunque ya no la espere,
aunque ya no sueñe con ella.
Infinitos insectos minúsculos de incontables patas
Infinitos insectos minúsculos de incontables patas
me caminan las venas polvorientas
como arañas inquietas y desesperadas
que luchan por salir.
Me hago trapo viejo, estropajo abandonado
en el estante más alto de un anaquel
vencido por el peso de los años
en un galpón olvidado.
Es la hora del insomnio, de la lucha interminable
con la prisa y la eterna frustración
de ser un ser biológico roto
y desgastado. Inoportuna
y prematura vejez,
innecesaria.
me caminan las venas polvorientas
como arañas inquietas y desesperadas
que luchan por salir.
Me hago trapo viejo, estropajo abandonado
en el estante más alto de un anaquel
vencido por el peso de los años
en un galpón olvidado.
Es la hora del insomnio, de la lucha interminable
con la prisa y la eterna frustración
de ser un ser biológico roto
y desgastado. Inoportuna
y prematura vejez,
innecesaria.
Una mujer se me llevó el silencio
Una mujer se me llevó el silencio.
Me ha dejado solo y ahogado
entre palabras que hago versos.
Maldita su costumbre
de inspirame los poemas más tristes,
los versos más cenicientos.
Esa mujer y su costumbre
de expandir el universo al infinito
y hacerme tan pequeño
como la minúscula sombra
de la espina más chica de una rosa
que no dará capullos
nunca.
Me ha dejado solo y ahogado
entre palabras que hago versos.
Maldita su costumbre
de inspirame los poemas más tristes,
los versos más cenicientos.
Esa mujer y su costumbre
de expandir el universo al infinito
y hacerme tan pequeño
como la minúscula sombra
de la espina más chica de una rosa
que no dará capullos
nunca.
Tu ausencia es negra, incierta y...
Tu ausencia es negra, incierta y
desesperante como las tardes de encierro
por la lluvia y el frío.
Tu ausente cuerpo presente en la cama
en la que vivo sin tus formas
acompañando a las mías.
La tarde es ciega y el amor es triste.
No hay mucho más que hacer más que pensarte
y mirarte con los ojos cerrados para verte
como detrás de un vidrio empañado.
Tu ausencia es gratis, y sin embargo
¡cuesta tanto!
desesperante como las tardes de encierro
por la lluvia y el frío.
Tu ausente cuerpo presente en la cama
en la que vivo sin tus formas
acompañando a las mías.
La tarde es ciega y el amor es triste.
No hay mucho más que hacer más que pensarte
y mirarte con los ojos cerrados para verte
como detrás de un vidrio empañado.
Tu ausencia es gratis, y sin embargo
¡cuesta tanto!
No quiero falsas esperanzas
No quiero falsas esperanzas.
Si no tienen de las reales para darme,
dejen que me invente las mías.
Que mis sueños son pequeños
pero tienen las manos llenas de poemas
y saben de lucha más que de amores.
Porque he sido anciano hace muchos años
y hoy soy joven en edad de árbol.
No le tengo miedo al fracaso ni al duelo.
Me he muerto tantas veces que ni una vez
recuerdo. Vivan los que quieran este mundo.
Otros vamos por alguna estrella
para enamorarla.
Déjenme dormir sin esperanzas,
buscaré en un sueño los versos de mañana.
Que de las ruinas de los sueños
que tenga esta noche
me haré una utopía para darte.
Si no tienen de las reales para darme,
dejen que me invente las mías.
Que mis sueños son pequeños
pero tienen las manos llenas de poemas
y saben de lucha más que de amores.
Porque he sido anciano hace muchos años
y hoy soy joven en edad de árbol.
No le tengo miedo al fracaso ni al duelo.
Me he muerto tantas veces que ni una vez
recuerdo. Vivan los que quieran este mundo.
Otros vamos por alguna estrella
para enamorarla.
Déjenme dormir sin esperanzas,
buscaré en un sueño los versos de mañana.
Que de las ruinas de los sueños
que tenga esta noche
me haré una utopía para darte.
Todo se ha marchado hacia un puerto
Todo se ha marchado hacia un puerto
desconocido y lejano, solitario,
sin faro ni habitantes.
Todo ha muerto en la ceguera de un ave
que ha olvidado las nubes y el cielo.
Está, detrás de cada gota, la lluvia en las ventanas.
Hoy es la tarde, la noche, pero nunca la mañana.
Es de día aunque no te vea ni te sienta
más que como un ausencia lejana.
De pronto te has ido, dejándome solo
en la compañía de toda esta gente que no me siente.
Quien eras ya no soy.
Todas las tumbas repiten epitafios en este cementerio
vacío y sin sobresaltos.
Entre estos mundos estamos los dos
y los dos somos dos mundos en diferente órbita.
Era tu pez.
Y hoy respiro con lo que puedo
un aire viciado y húmedo
que solo alcanza para dejarme esta nostalgia del agua infinita de los mares.
Fuera no hay lluvia que baste para lloverme
como me llueve dentro de mi propia casa.
Debajo de mi propio techo no estoy en mi propia casa
Quien sepa alimentarme me salvará del hambre,
mas nunca de la soledad.
Hay un animal durmiendo la siesta en tu regazo,
donde yo solía recostarme por las tardes.
Afuera todo es tristeza y frío y humedad,
adentro, solo el calor tibio de una chimenea me acompaña.
Toda la leña que junté para abrigarte,
hoy es triste recuerdo una tarde que volví al hogar
sucio, a salvarme del frío en tus sonrisas.
Los pobres, ahora, son más pobres, y los ricos,
más miserables.
Todos los hombres son el enemigo,
todas las mujeres, tu recuerdo.
Quien ha muerto alguna vez en esta vida,
toda la vida seguirá estando muerto.
desconocido y lejano, solitario,
sin faro ni habitantes.
Todo ha muerto en la ceguera de un ave
que ha olvidado las nubes y el cielo.
Está, detrás de cada gota, la lluvia en las ventanas.
Hoy es la tarde, la noche, pero nunca la mañana.
Es de día aunque no te vea ni te sienta
más que como un ausencia lejana.
De pronto te has ido, dejándome solo
en la compañía de toda esta gente que no me siente.
Quien eras ya no soy.
Todas las tumbas repiten epitafios en este cementerio
vacío y sin sobresaltos.
Entre estos mundos estamos los dos
y los dos somos dos mundos en diferente órbita.
Era tu pez.
Y hoy respiro con lo que puedo
un aire viciado y húmedo
que solo alcanza para dejarme esta nostalgia del agua infinita de los mares.
Fuera no hay lluvia que baste para lloverme
como me llueve dentro de mi propia casa.
Debajo de mi propio techo no estoy en mi propia casa
Quien sepa alimentarme me salvará del hambre,
mas nunca de la soledad.
Hay un animal durmiendo la siesta en tu regazo,
donde yo solía recostarme por las tardes.
Afuera todo es tristeza y frío y humedad,
adentro, solo el calor tibio de una chimenea me acompaña.
Toda la leña que junté para abrigarte,
hoy es triste recuerdo una tarde que volví al hogar
sucio, a salvarme del frío en tus sonrisas.
Los pobres, ahora, son más pobres, y los ricos,
más miserables.
Todos los hombres son el enemigo,
todas las mujeres, tu recuerdo.
Quien ha muerto alguna vez en esta vida,
toda la vida seguirá estando muerto.
Siguen acechando tus nombres
Siguen acechando tus nombres,
tus muchos nombres, mujer,
que creí muertos.
Como grabados con un filo en la corteza
doliente de un árbol
que resiste al tiempo insobornable.
No bastó con matar cada una de sus letras:
ellos vuelven,
primero en sueños, después en pesadillas.
Las iniciales olvidadas de un nombre de mujer
han vuelto.
tus muchos nombres, mujer,
que creí muertos.
Como grabados con un filo en la corteza
doliente de un árbol
que resiste al tiempo insobornable.
No bastó con matar cada una de sus letras:
ellos vuelven,
primero en sueños, después en pesadillas.
Las iniciales olvidadas de un nombre de mujer
han vuelto.
Arruinas el calendario con tu constante presencia
Arruinas el calendario con tu constante presencia
y tu abandono infinito.
No medí esfuerzos en sembrar luces
para qué, con unas cuantas palabras,
me cosecharas sombras oscuras
por todas las noches sin sueños
que me dejaste.
Creces en mis pesadillas atormentada
por mi anhelo irrevocable de volver a tenerte.
Un día, Recuerdo,
voy a borrarte y desterrarte
de mi pasado, para siempre,
y aprenderás a ser, de nuevo,
futuro.
y tu abandono infinito.
No medí esfuerzos en sembrar luces
para qué, con unas cuantas palabras,
me cosecharas sombras oscuras
por todas las noches sin sueños
que me dejaste.
Creces en mis pesadillas atormentada
por mi anhelo irrevocable de volver a tenerte.
Un día, Recuerdo,
voy a borrarte y desterrarte
de mi pasado, para siempre,
y aprenderás a ser, de nuevo,
futuro.
Fue tan solo un hombre
Fue tan solo un hombre.
Pero a lo largo de su vida
supo ser el mundo de tres mujeres.
A cada cuál la amó como corresponde
a un hombre agradecido.
Las respetó cuando debió hacerlo,
y cuando no, las amó como
aman los animales:
sin pudores ni sutilezas.
Tres amores tuvo perfectos
y acordes al momento.
Jugó a los amantes
con la primera y más fresca flor.
Con la madurez de un árbol fuerte
le dió un hogar a la segunda.
Ya anciano, descansó sus aguas mansas
en la orilla sabia de su viuda.
Cuando murió,
la primera lo lloró como se llora
un recuerdo. La segunda
lo lloró desconsolada.
La tercera murió con él.
El hombre sabía aprender.
Y aprendió el amor hasta la muerte.
Pero a lo largo de su vida
supo ser el mundo de tres mujeres.
A cada cuál la amó como corresponde
a un hombre agradecido.
Las respetó cuando debió hacerlo,
y cuando no, las amó como
aman los animales:
sin pudores ni sutilezas.
Tres amores tuvo perfectos
y acordes al momento.
Jugó a los amantes
con la primera y más fresca flor.
Con la madurez de un árbol fuerte
le dió un hogar a la segunda.
Ya anciano, descansó sus aguas mansas
en la orilla sabia de su viuda.
Cuando murió,
la primera lo lloró como se llora
un recuerdo. La segunda
lo lloró desconsolada.
La tercera murió con él.
El hombre sabía aprender.
Y aprendió el amor hasta la muerte.
La mariposa tiene un único día
La mariposa tiene un único día
para conocer las flores
y, aún así,
aprende a amarlas
porque no sabe que mueren
y las cree eternas.
para conocer las flores
y, aún así,
aprende a amarlas
porque no sabe que mueren
y las cree eternas.
Cada gota que has derramado
Cada gota que has derramado
se ha hecho criatura
de tus abandonos.
Así como tu te conoces
en cada fragmento de tanto rearmarte
y reconstruirte,
no olvides, que el tiempo
te observa, te sabe.
se ha hecho criatura
de tus abandonos.
Así como tu te conoces
en cada fragmento de tanto rearmarte
y reconstruirte,
no olvides, que el tiempo
te observa, te sabe.
Estos días he intentado
Estos días he intentado
evitar que el futuro conozca
los pasos que he dado
por que no los aprenda y los repita.
No sea que una mañana despierte
en otra mañana vieja
que he gastado en mi pecho
entre humo y oraciones.
Ahora que nuevos brazos retoñan
del tronco talado que no venga
el otoño a secarme las hojas.
Que el verde crezca ahora que el sol me abraza.
evitar que el futuro conozca
los pasos que he dado
por que no los aprenda y los repita.
No sea que una mañana despierte
en otra mañana vieja
que he gastado en mi pecho
entre humo y oraciones.
Ahora que nuevos brazos retoñan
del tronco talado que no venga
el otoño a secarme las hojas.
Que el verde crezca ahora que el sol me abraza.
De qué hablé cuando escribí...
¿De qué hablé cuando escribí
los versos de las blancas mariposas?
Las palabras se me sublevan
y dejan de rimar cambiando el sonido
para entonar otros nombres.
Seguro, me aprendía mis versos
creyendo saberlos.
Pero nunca han sido mías las palabras
ni los versos:
el capricho de un Dios vulgar y juerguero
me los ha dictado, borracho,
y son mi burla.
Hoy quisiera entender el susurro
de todas mis voces,
pero nada escucho más que risas.
Las blancas mariposas,
mientras tanto,
siguen acechando.
los versos de las blancas mariposas?
Las palabras se me sublevan
y dejan de rimar cambiando el sonido
para entonar otros nombres.
Seguro, me aprendía mis versos
creyendo saberlos.
Pero nunca han sido mías las palabras
ni los versos:
el capricho de un Dios vulgar y juerguero
me los ha dictado, borracho,
y son mi burla.
Hoy quisiera entender el susurro
de todas mis voces,
pero nada escucho más que risas.
Las blancas mariposas,
mientras tanto,
siguen acechando.
Estarás esta noche pensando en mi
¿Estarás esta noche pensando en mi?
Tal vez esta noche sea solo yo
pensando en un nosotros
que dibujo y desdibujas
en un juego de semánticas inútiles.
¡Tantas palabras de tu boca a la mía
que quisiera reemplazar por besos!
Tal vez esta noche sea solo yo
pensando en un nosotros
que dibujo y desdibujas
en un juego de semánticas inútiles.
¡Tantas palabras de tu boca a la mía
que quisiera reemplazar por besos!
Soy la sombra de un hombre
Soy la sombra de un hombre
que se cree poeta.
Me nombró en ciento setenta versos
y en una rima iluminada
me despertó la vida.
Ahora vivo aquí.
Hasta que se apague la luz.
Sombra en pena
tratando de alcanzar la luz
para apagarla y descansar al fin.
que se cree poeta.
Me nombró en ciento setenta versos
y en una rima iluminada
me despertó la vida.
Ahora vivo aquí.
Hasta que se apague la luz.
Sombra en pena
tratando de alcanzar la luz
para apagarla y descansar al fin.
Tuve miedo
Tuve miedo,
me sentí cansado.
Sentí que la lucha
estaba perdida.
Entendí tu hastío,
tu desgano.
Quise que me sintieras
a tu lado
levantando tus brazos.
Te falté,
ahora me faltas tú.
me sentí cansado.
Sentí que la lucha
estaba perdida.
Entendí tu hastío,
tu desgano.
Quise que me sintieras
a tu lado
levantando tus brazos.
Te falté,
ahora me faltas tú.
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