Si todas las esperanzas, unidas,
cosidas por manos trabajadoras
formaran una única bandera
el mundo ya hace rato tendría
su paraíso
sin que hiciera falta
ni tanto cura ni tanta iglesia.
Si todos los hombres fueran buenos
con las mujeres
y todas las mujeres
buenas con los hombres
y todos buenos entre todos
entonces,
¿qué necesidad habría de
Estados y Vaticanos?
¿Será por eso que nos hacen brutos?
¿Para hacernos malos?
¿Será que saben
lo hermoso que sería un paraíso
hecho con nuestras propias manos?
Ella era todo lo que tenía
Ella era todo lo que tenía:
sus ojos, sus manos, su cuello
su pelo negro, su boca tan abierta a los besos
sus piernas tan brazos en el amor,
sus pocos sueños rotos
y sus esperanzas de bohemia,
sus dientes y sus huesos...
todo lo que era parte de ella
contaba él en el catálogo
de las cosas que más amaba.
sus ojos, sus manos, su cuello
su pelo negro, su boca tan abierta a los besos
sus piernas tan brazos en el amor,
sus pocos sueños rotos
y sus esperanzas de bohemia,
sus dientes y sus huesos...
todo lo que era parte de ella
contaba él en el catálogo
de las cosas que más amaba.
Si supiera qué escribir o cómo
Si supiera qué escribir o cómo,
qué adjetivo darle a tu forma
y que sea tu esencia lo que nombre
y no tu superficie efímera, animal.
Si fuera tan simple decir las cosas como son
sin ser otro poeta más luchando con los nombres.
Afirmar que la nieve es algo más que blanca o fría,
que el río es más que espejo o vida que va al mar
o el niño que no se vuelve a ser jamás.
Encontrar en el nombre la cosa.
Abandonar para siempre los poemas que dicen
y escribir uno que sea.
Olvidar de una buena vez la duda semántica
y la simiesca retórica,
quitarme en un verso exacto el peso
de todas las máscaras
y ser
simplemente feliz:
amar a la rosa y no a la espina, al camino
y no a la piedra, a la mujer y no al amor.
qué adjetivo darle a tu forma
y que sea tu esencia lo que nombre
y no tu superficie efímera, animal.
Si fuera tan simple decir las cosas como son
sin ser otro poeta más luchando con los nombres.
Afirmar que la nieve es algo más que blanca o fría,
que el río es más que espejo o vida que va al mar
o el niño que no se vuelve a ser jamás.
Encontrar en el nombre la cosa.
Abandonar para siempre los poemas que dicen
y escribir uno que sea.
Olvidar de una buena vez la duda semántica
y la simiesca retórica,
quitarme en un verso exacto el peso
de todas las máscaras
y ser
simplemente feliz:
amar a la rosa y no a la espina, al camino
y no a la piedra, a la mujer y no al amor.
Ella casi siempre calla...
Ella casi siempre calla. Guarda trozos de silencios
como un rompecabezas.
Un ave dentada anhela sus nidos
pero ante ella, todo lo nombra
y dice nada:
enumera las cosas por su nombre
y les quita la esencia
y el cuerpo
y se le secan los dientes vanos
como las hojas muertas de un árbol.
El hermoso cuerpo es de luna y la noche
es de soledades,
de madreselvas de hojas oscuras trepando las terrazas
húmedas.
El agrio espíritu del tabaco alimenta incertidumbre:
la noche es ciega
y muda:
el tercer verso ha muerto en el vientre de una mujer
en paz, dormida.
Los amantes son agua sedienta
como el ala, que es cielo pero es cuerpo y no es aire
o la montaña,
horizonte que no es cielo y es piedra.
Pero esta ventana no tendrá un maravilloso paisaje al otro lado.
Las horas insisten, como el amor
o la necesidad de un cuerpo
preciso.
Ella casi siempre calla. Guarda trozos de silencio
como un rompecabezas
que él no logra armar.
como un rompecabezas.
Un ave dentada anhela sus nidos
pero ante ella, todo lo nombra
y dice nada:
enumera las cosas por su nombre
y les quita la esencia
y el cuerpo
y se le secan los dientes vanos
como las hojas muertas de un árbol.
El hermoso cuerpo es de luna y la noche
es de soledades,
de madreselvas de hojas oscuras trepando las terrazas
húmedas.
El agrio espíritu del tabaco alimenta incertidumbre:
la noche es ciega
y muda:
el tercer verso ha muerto en el vientre de una mujer
en paz, dormida.
Los amantes son agua sedienta
como el ala, que es cielo pero es cuerpo y no es aire
o la montaña,
horizonte que no es cielo y es piedra.
Pero esta ventana no tendrá un maravilloso paisaje al otro lado.
Las horas insisten, como el amor
o la necesidad de un cuerpo
preciso.
Ella casi siempre calla. Guarda trozos de silencio
como un rompecabezas
que él no logra armar.
Cuando un hombre muere...
Cuando un hombre muere ha de ser devuelto a la tierra.
Así lo exigen Ella y los Dioses
y los hombres, obedientes,
abrimos una boca en la tierra
y devolvemos
el cuerpo que siempre ha sido suyo.
Entonces,
¿a quién o cómo se ha de devolver un ave
cuando muere?
Así lo exigen Ella y los Dioses
y los hombres, obedientes,
abrimos una boca en la tierra
y devolvemos
el cuerpo que siempre ha sido suyo.
Entonces,
¿a quién o cómo se ha de devolver un ave
cuando muere?
El sol de octubre no fue el mismo este año (Noviembre sin ti)
El sol de octubre no fue el mismo este año
y noviembre sin ti fue diferente
al noviembre sin ti del año pasado.
Los hombres serios de las academias dicen
que el sol es el mismo
siempre.
Ellos se han esforzado mucho en ir a escuelas
a desaprender las cosas
y han pasado muchos sacrificios por lograrlo.
Al menos por eso hay que saludarles el éxito,
pero yo sé ─y te lo digo solo a ti y en voz baja
por no arruinarles su pobre fantasía de papel certificado─
que no es el mismo sol de octubre
sin los besos de los buenos días y el café en pijama
a media mañana en el patio.
Noviembre también fue más triste, con otra tristeza
y con otras lluvias.
Por acá todo está igual: no han cambiado las cosas durante el último año.
Nada hizo que un mes fuera distinto,
ni los paseos,
ni los juegos juntos,
ni las risas tontas de enamorados,
ni dormir nada para aprovechar el tiempo
─ahora solo cuando duermo la distancia no muerde.
Recuerdo que hace un año pensé en dedicarte un poema
que se llamara
"Noviembre sin ti"
y contarte cuánto dolió esa tarde noche de fines de octubre
que te dejé ir.
Nunca lo escribí y también quisiera
disculparme por eso.
Todavía no he pagado a precio justo
tu octubre
y mi única excusa es que todo ha sido muy difícil después.
Alguna vez me preguntaste por qué ya no te cuento
cosas sobre mi o mi gente o mi país.
Me da vergüenza decirlo, así, en un poema:
no ha habido mucho que contar
salvo todo aquello que podríamos contarnos
del año anterior
pero al revés:
este año no te toqué, no te vi,
no desayunamos juntos, no caminamos por las sierras,
no nos reímos de la gente,
no hicimos las compras juntos,
no comí de ese zapallo que me enseñaste
─corrijo: dos veces si─,
nadie te preguntó cosas de tu país
que nos hicieran reír,
nadie te vio conmigo caminando felices
ni me besaste,
como el año pasado,
desayunando en pijama en el patio
bajo ese sol de octubre
que quieren hacerme creer que es el mismo
de todos los meses y todos los años.
Te debía contarte por qué ya no sonrío como antes
y varios poemas, entre muchas otras cosas
que aún te debo.
y noviembre sin ti fue diferente
al noviembre sin ti del año pasado.
Los hombres serios de las academias dicen
que el sol es el mismo
siempre.
Ellos se han esforzado mucho en ir a escuelas
a desaprender las cosas
y han pasado muchos sacrificios por lograrlo.
Al menos por eso hay que saludarles el éxito,
pero yo sé ─y te lo digo solo a ti y en voz baja
por no arruinarles su pobre fantasía de papel certificado─
que no es el mismo sol de octubre
sin los besos de los buenos días y el café en pijama
a media mañana en el patio.
Noviembre también fue más triste, con otra tristeza
y con otras lluvias.
Por acá todo está igual: no han cambiado las cosas durante el último año.
Nada hizo que un mes fuera distinto,
ni los paseos,
ni los juegos juntos,
ni las risas tontas de enamorados,
ni dormir nada para aprovechar el tiempo
─ahora solo cuando duermo la distancia no muerde.
Recuerdo que hace un año pensé en dedicarte un poema
que se llamara
"Noviembre sin ti"
y contarte cuánto dolió esa tarde noche de fines de octubre
que te dejé ir.
Nunca lo escribí y también quisiera
disculparme por eso.
Todavía no he pagado a precio justo
tu octubre
y mi única excusa es que todo ha sido muy difícil después.
Alguna vez me preguntaste por qué ya no te cuento
cosas sobre mi o mi gente o mi país.
Me da vergüenza decirlo, así, en un poema:
no ha habido mucho que contar
salvo todo aquello que podríamos contarnos
del año anterior
pero al revés:
este año no te toqué, no te vi,
no desayunamos juntos, no caminamos por las sierras,
no nos reímos de la gente,
no hicimos las compras juntos,
no comí de ese zapallo que me enseñaste
─corrijo: dos veces si─,
nadie te preguntó cosas de tu país
que nos hicieran reír,
nadie te vio conmigo caminando felices
ni me besaste,
como el año pasado,
desayunando en pijama en el patio
bajo ese sol de octubre
que quieren hacerme creer que es el mismo
de todos los meses y todos los años.
Te debía contarte por qué ya no sonrío como antes
y varios poemas, entre muchas otras cosas
que aún te debo.
La tierra lame sus heridas
La tierra lame sus heridas,
tigre asustado
a la sombra de un árbol dorado.
Una orilla es la vida,
un hilo delgado
de agua viva
que hace renacer la piel cansada.
Un pájaro inquieto
se enamora del cielo:
del cielo que traen sus ojos.
La tierra lame sus heridas
y las cura,
animal herido,
a la orilla de la vida.
tigre asustado
a la sombra de un árbol dorado.
Una orilla es la vida,
un hilo delgado
de agua viva
que hace renacer la piel cansada.
Un pájaro inquieto
se enamora del cielo:
del cielo que traen sus ojos.
La tierra lame sus heridas
y las cura,
animal herido,
a la orilla de la vida.
Que no he vuelto, diles, si preguntan.
Que no he vuelto, diles, si preguntan.
Que he salido un momento y que no sabes
ni a dónde he ido ni cuándo vuelvo.
Invéntales alguna excusa si insisten
o diles que no he de volver ya nunca.
Y si aún así deciden esperarme,
atiéndelos como si fueran amigos.
No les des el gusto de marcharse
diciendo que no he sabido tratarlos.
Ofréceles de comer y beber hasta saciarse
y dales lo que pidan y en mi nombre
alégrales la espera con tu sana compañía.
Si no vuelvo, o me retraso demasiado,
dale algunos de mis versos viejos:
que con ellos se entretengan, si entretienen,
o buscándo los defectos, que los tienen.
Pero no les digas nunca que me he ido
a buscar los versos que aún no han sido escritos
por mi, por ellos o por otros.
No sea que armen un escándalo ante ti
mientras dure mi ausencia:
que hay gente demasiado vieja en este mundo
nuevo que estamos escribiendo.
Que he salido un momento y que no sabes
ni a dónde he ido ni cuándo vuelvo.
Invéntales alguna excusa si insisten
o diles que no he de volver ya nunca.
Y si aún así deciden esperarme,
atiéndelos como si fueran amigos.
No les des el gusto de marcharse
diciendo que no he sabido tratarlos.
Ofréceles de comer y beber hasta saciarse
y dales lo que pidan y en mi nombre
alégrales la espera con tu sana compañía.
Si no vuelvo, o me retraso demasiado,
dale algunos de mis versos viejos:
que con ellos se entretengan, si entretienen,
o buscándo los defectos, que los tienen.
Pero no les digas nunca que me he ido
a buscar los versos que aún no han sido escritos
por mi, por ellos o por otros.
No sea que armen un escándalo ante ti
mientras dure mi ausencia:
que hay gente demasiado vieja en este mundo
nuevo que estamos escribiendo.
Tal vez abrieran sus heridas de puro gusto
Tal vez abrieran sus heridas de puro gusto. Es posible que por haber jugado se hayan quebrado un poco el alma
y otro poco el pecho.
Todo es posible, incluso que ninguno de los dos se arrepienta de haberse lastimado de esa manera tonta e ingenua.
Fue solo un juego, como cuando eran niños y jugaban
todo el tiempo.
Es mentira que los grandes no jueguen: juegan cada vez que pueden, y se lastiman, como chicos,
por jugar apurados, por perseguirse y, más aún
por alcanzarse.
y otro poco el pecho.
Todo es posible, incluso que ninguno de los dos se arrepienta de haberse lastimado de esa manera tonta e ingenua.
Fue solo un juego, como cuando eran niños y jugaban
todo el tiempo.
Es mentira que los grandes no jueguen: juegan cada vez que pueden, y se lastiman, como chicos,
por jugar apurados, por perseguirse y, más aún
por alcanzarse.
Como la muerte, ella viene y lo recorre
Como la muerte, ella viene y lo recorre
para lavarle el dolor, animal herido,
le desangra el cariño, le mata por dentro
el infeliz niño que había sido:
se retuercen juntos,
se devuelven las alegrías mutuamente,
lamen del cuerpo del otro, cada uno,
como gotas de fe que se transpiran,
pequeñas pociones de inmortalidad
que se beben de los cuerpos:
no hay vida que estén creando más
que la de ellos mismos.
Después ellos terminan la noche: le cierran el mañana
para poder volver a mirarse
y poder mirar a los otros.
para lavarle el dolor, animal herido,
le desangra el cariño, le mata por dentro
el infeliz niño que había sido:
se retuercen juntos,
se devuelven las alegrías mutuamente,
lamen del cuerpo del otro, cada uno,
como gotas de fe que se transpiran,
pequeñas pociones de inmortalidad
que se beben de los cuerpos:
no hay vida que estén creando más
que la de ellos mismos.
Después ellos terminan la noche: le cierran el mañana
para poder volver a mirarse
y poder mirar a los otros.
Romance de la luna creciente y la serpiente (poema III)
No hay poemas para esta hora negra, incierta:
las palabras han tomado sus austeras maravillas
y sus magias y no sé yo dónde las han llevado.
Han dejado la vulgaridad de una historia repetida:
en una isla se guardan los tesoros ocultos.
las palabras han tomado sus austeras maravillas
y sus magias y no sé yo dónde las han llevado.
Han dejado la vulgaridad de una historia repetida:
en una isla se guardan los tesoros ocultos.
Cierto que lo he dicho poco estos días
Cierto que lo he dicho poco estos días
y que nunca sobra decirlo.
También es cierto que te he contado
que estoy escribiendo más,
que estoy trabajando duro
que me estoy esforzando
por ser alguien más que este poeta
de medio pelo,
por ser mucho más de lo que soy,
que quiero superarme, vencerme las excusas,
cambiar mi actitud pasiva ante la vida,
dejar de esperar que vengas, que des, que hagas...
Cierto que lo he dicho poco estos días
y que nunca sobra decirlo
pero también es cierto que todo esto
lo hago por vos
y es, también, una forma de decir "te amo".
y que nunca sobra decirlo.
También es cierto que te he contado
que estoy escribiendo más,
que estoy trabajando duro
que me estoy esforzando
por ser alguien más que este poeta
de medio pelo,
por ser mucho más de lo que soy,
que quiero superarme, vencerme las excusas,
cambiar mi actitud pasiva ante la vida,
dejar de esperar que vengas, que des, que hagas...
Cierto que lo he dicho poco estos días
y que nunca sobra decirlo
pero también es cierto que todo esto
lo hago por vos
y es, también, una forma de decir "te amo".
Romance de la luna creciente y la serpiente (poema II)
Cuando toda la poesía estaba escrita, ella
trae su ánfora llena de aguas nuevas
¡y esta sed que es eterna!
Este laberinto de arenas y el incesante sabor del mar
lejano...
Trae, mujer, tu cántaro, que manso he de beberlo.
Soy desierto, un puerto antiguo al que la Historia ha olvidado.
Quítame, Señora, el sabor de la ceniza
que Roma arde y de ella escapo aunque le diga eterna
porque en sus templos he de volver a inclinarme
cuando esta cenicienta sed esté saciada.
¿De quién será esa noche si no me sueña?
No mía, que ya no soy.
He dejado mi fe en la vieja Babilonia:
supe ver los ríos desde la última terraza de la Torre
y en los jardines descansaba del desierto.
Hoy vuelvo sobre los pasos del Inmortal:
camino a la muerte por ciudades prohibidas
─la serpiente, que es eterna, me acompaña
desde el día que cubrí mi desnudez.
¿Tienen dueño tus labios o son dos líneas
tatuadas en mi espalda?
En la Isla de Eea me confesó un demonio
que la mujer es bruja siempre, aunque no lo sea
y que el amor es brujería.
Después me ofreció dos hierbas para salvarme.
No las quise. He visto a los hombres sufrir más los besos
que no les daban.
trae su ánfora llena de aguas nuevas
¡y esta sed que es eterna!
Este laberinto de arenas y el incesante sabor del mar
lejano...
Trae, mujer, tu cántaro, que manso he de beberlo.
Soy desierto, un puerto antiguo al que la Historia ha olvidado.
Quítame, Señora, el sabor de la ceniza
que Roma arde y de ella escapo aunque le diga eterna
porque en sus templos he de volver a inclinarme
cuando esta cenicienta sed esté saciada.
¿De quién será esa noche si no me sueña?
No mía, que ya no soy.
He dejado mi fe en la vieja Babilonia:
supe ver los ríos desde la última terraza de la Torre
y en los jardines descansaba del desierto.
Hoy vuelvo sobre los pasos del Inmortal:
camino a la muerte por ciudades prohibidas
─la serpiente, que es eterna, me acompaña
desde el día que cubrí mi desnudez.
¿Tienen dueño tus labios o son dos líneas
tatuadas en mi espalda?
En la Isla de Eea me confesó un demonio
que la mujer es bruja siempre, aunque no lo sea
y que el amor es brujería.
Después me ofreció dos hierbas para salvarme.
No las quise. He visto a los hombres sufrir más los besos
que no les daban.
Romance de la luna creciente y la serpiente (poema I)
Bajo la luna creciente de tu nombre, una serpiente
atravesada en mi nombre intenta la alquimia
de volverlo todo oro o besos.
Y mientras agita el caldero de sus magias cuenta a los expulsados
que un diablo escribe el destino, que otro lo borra
y que otro los distrae mientras los dos trabajan
y entonces
pasa que aparecen dos soles en el mismo cielo.
atravesada en mi nombre intenta la alquimia
de volverlo todo oro o besos.
Y mientras agita el caldero de sus magias cuenta a los expulsados
que un diablo escribe el destino, que otro lo borra
y que otro los distrae mientras los dos trabajan
y entonces
pasa que aparecen dos soles en el mismo cielo.
¿Cómo le explico lo engorroso de mi situación?
¿Cómo le explico lo engorroso de mi situación?
Le ruego entienda mi pesar y el infantil titubeo
pero es que la ocasión...ya entenderá.
Es su persona la culpable sin tener usted la culpa
ni acusarla ─poco ayudaría─ yo pretendo.
Entienda el demasiado enredo:
ya quisiera yo soltar prenda y resolverlo de otra forma
pero no puedo.
En su persona tengo cierto interés,
no como el del Banco ni es que me este debiendo algo:
mi interés es más bien algo romántico
─y no muy original, hay que decirlo.
Es el mio un interés bien específico:
besar sus labios, tomar su mano,
y algún otro descaro que
más valdría comentárselo en privado.
Si usted quisiera pensarlo ya lo sabe,
yo voy a esperarla un tiempo largo.
Le ruego entienda mi pesar y el infantil titubeo
pero es que la ocasión...ya entenderá.
Es su persona la culpable sin tener usted la culpa
ni acusarla ─poco ayudaría─ yo pretendo.
Entienda el demasiado enredo:
ya quisiera yo soltar prenda y resolverlo de otra forma
pero no puedo.
En su persona tengo cierto interés,
no como el del Banco ni es que me este debiendo algo:
mi interés es más bien algo romántico
─y no muy original, hay que decirlo.
Es el mio un interés bien específico:
besar sus labios, tomar su mano,
y algún otro descaro que
más valdría comentárselo en privado.
Si usted quisiera pensarlo ya lo sabe,
yo voy a esperarla un tiempo largo.
No, no voy a decirlo
No, no voy a decirlo,
voy a llenar estos versos con cosas del día:
la lista del supermercado,
las noticias del diario
y hasta la lluvia de esta mañana
solo por no decir ni una palabra
de lo que dice este poema.
voy a llenar estos versos con cosas del día:
la lista del supermercado,
las noticias del diario
y hasta la lluvia de esta mañana
solo por no decir ni una palabra
de lo que dice este poema.
La construye, él, con sus propios deseos
La construye, él, con sus propios deseos,
le da la forma de sus propios anhelos.
Ella es su morboso placer de ser el dios macho
inventando a Eva.
No le importa que ella no sea ella,
él sabe que no lo es pero la culpa es escasa,
no es algo que le corte el sueño,
ella es lo que él anhela que sea:
otro él, tan irreal como es él mismo.
El reflejo que hace al espejo, que lo fabrica.
La necesita como la quiere
y ante la duda, ante el pavor
de que ella sea otra
se la inventa como la quiere.
Si ella se empecinara en ser esa otra que es ella
ya no le serviría.
le da la forma de sus propios anhelos.
Ella es su morboso placer de ser el dios macho
inventando a Eva.
No le importa que ella no sea ella,
él sabe que no lo es pero la culpa es escasa,
no es algo que le corte el sueño,
ella es lo que él anhela que sea:
otro él, tan irreal como es él mismo.
El reflejo que hace al espejo, que lo fabrica.
La necesita como la quiere
y ante la duda, ante el pavor
de que ella sea otra
se la inventa como la quiere.
Si ella se empecinara en ser esa otra que es ella
ya no le serviría.
Ella o él ─uno de los dos─ está frente a la ventana
Ella o él ─uno de los dos─ está frente a la ventana.
Una mano invisible mueve los hilos:
es una tarde de sol que no los ignora.
Ella sube una escalera y él fuma al pie
y esto pasa ahora o pasó antes
y la escena de la ventana viene después.
No importa demasiado porque tampoco importa si es real.
Para escribir un poema él piensa que es suficiente
haberla visto subir esa escalera
o haberla imaginado frente a esa ventana.
Hay quien vive anhelando, esperando
que del pelo negro de una mujer salga un poema
y se le ofrezca, medusa moderna, para el amor.
Una mano invisible mueve los hilos:
es una tarde de sol que no los ignora.
Ella sube una escalera y él fuma al pie
y esto pasa ahora o pasó antes
y la escena de la ventana viene después.
No importa demasiado porque tampoco importa si es real.
Para escribir un poema él piensa que es suficiente
haberla visto subir esa escalera
o haberla imaginado frente a esa ventana.
Hay quien vive anhelando, esperando
que del pelo negro de una mujer salga un poema
y se le ofrezca, medusa moderna, para el amor.
Nadie escribe poemas, no se puede
Nadie escribe poemas, no se puede. Porque la poesía no se escribe: se intenta.
Hay, en cada poeta, poemas que intenta cuando escribe.
¡Vamos, que el poeta es una cabra borracha saltando de risco en risco!
A veces resbalando en una piedra lisa, otras
lastimándose con el filo de una roca.
Un tronco a la deriva
con el recuerdo de haber sido árbol
de haber sido vida
de haber criado pájaros y haber abrazado al viento. Y querer contarlo
desde la lejanía de haber sido.
No hay buenos poemas, hay poetas que se acercan más o poetas que se acercan menos
al poema que intentaron.
Pero no hay poemas, solo intentos.
Nunca es buena la opinión sobre uno mismo
pero tratándose de poesía
─que es paradoja del lenguaje─
paradójicamente,
es uno quien mejor puede decir qué tan cerca o tan lejos
estuvo de lograrlo.
Va en uno ser sincero.
Uno agrupa las palabras, arbitrariamente,
ordena y desordena estructuras sintácticas
a gusto y piacere
como si de echarle sal a la comida se tratara.
A gusto: la poesía se construye a gusto.
Se intenta de acuerdo al gusto de quien intenta.
Algunos intentan Pessoas, otros Nerudas,
otros intentan a nadie
porque creen que ser uno es no ser los otros.
Pero todos intentan, y ninguno puede.
Porque no se puede escribir poemas, solo se puede
intentar escribirlos.
Hay, en cada poeta, poemas que intenta cuando escribe.
¡Vamos, que el poeta es una cabra borracha saltando de risco en risco!
A veces resbalando en una piedra lisa, otras
lastimándose con el filo de una roca.
Un tronco a la deriva
con el recuerdo de haber sido árbol
de haber sido vida
de haber criado pájaros y haber abrazado al viento. Y querer contarlo
desde la lejanía de haber sido.
No hay buenos poemas, hay poetas que se acercan más o poetas que se acercan menos
al poema que intentaron.
Pero no hay poemas, solo intentos.
Nunca es buena la opinión sobre uno mismo
pero tratándose de poesía
─que es paradoja del lenguaje─
paradójicamente,
es uno quien mejor puede decir qué tan cerca o tan lejos
estuvo de lograrlo.
Va en uno ser sincero.
Uno agrupa las palabras, arbitrariamente,
ordena y desordena estructuras sintácticas
a gusto y piacere
como si de echarle sal a la comida se tratara.
A gusto: la poesía se construye a gusto.
Se intenta de acuerdo al gusto de quien intenta.
Algunos intentan Pessoas, otros Nerudas,
otros intentan a nadie
porque creen que ser uno es no ser los otros.
Pero todos intentan, y ninguno puede.
Porque no se puede escribir poemas, solo se puede
intentar escribirlos.
Es otra cosa
Para ser rico me falta plata;
para ser pobre...no tengo nada.
Como si eso me importara:
me importa más saber
si va a llover mañana.
Porque a los que nos gusta la lluvia nos alcanza
con que llueva,
no andamos juntando muebles
ni ropa...
si hasta los libros suelo
meter en cajas
o dejarlos sueltos
para tenerlos a mano.
Como si a alguien le importara
cuento estas cosas.
Después me ando aguantando
el "¿por qué andás contando todo?"
y esos reproches...
Como si a alguien le importara, pienso...
como si a mi me importara...
pero tampoco es eso
es otra cosa...
Que tampoco yo entiendo.
para ser pobre...no tengo nada.
Como si eso me importara:
me importa más saber
si va a llover mañana.
Porque a los que nos gusta la lluvia nos alcanza
con que llueva,
no andamos juntando muebles
ni ropa...
si hasta los libros suelo
meter en cajas
o dejarlos sueltos
para tenerlos a mano.
Como si a alguien le importara
cuento estas cosas.
Después me ando aguantando
el "¿por qué andás contando todo?"
y esos reproches...
Como si a alguien le importara, pienso...
como si a mi me importara...
pero tampoco es eso
es otra cosa...
Que tampoco yo entiendo.
Tendremos el fuego (poema III)
Creemos,
pero ¿no es la falta de una esperanza real
lo que nos lleva a afirmar esa esperanza?
¿No será que porque no creemos en nosotros ─como individuos, como pueblo─
aceptamos esta farsa que llamamos "democracia"
en la que otras personas toman nuestras decisiones?
Un hombre que se creyera a sí mismo
y que creyese
en su capacidad infinita de superación,
un ser autosuficiente, capaz de auto-gobernarse
y elevarse en todas sus virtudes
¿debería dejar en manos de otros
el destino de su propio potencial?
El hombre sabio ni pide ni da consejo. Sabe
que cada hombre es ─o debe ser─ capaz de ser un hombre completo en sí mismo.
Entonces, ¿no es este sistema de hombres sobre hombres
nuestra propia resignación y muerte?
pero ¿no es la falta de una esperanza real
lo que nos lleva a afirmar esa esperanza?
¿No será que porque no creemos en nosotros ─como individuos, como pueblo─
aceptamos esta farsa que llamamos "democracia"
en la que otras personas toman nuestras decisiones?
Un hombre que se creyera a sí mismo
y que creyese
en su capacidad infinita de superación,
un ser autosuficiente, capaz de auto-gobernarse
y elevarse en todas sus virtudes
¿debería dejar en manos de otros
el destino de su propio potencial?
El hombre sabio ni pide ni da consejo. Sabe
que cada hombre es ─o debe ser─ capaz de ser un hombre completo en sí mismo.
Entonces, ¿no es este sistema de hombres sobre hombres
nuestra propia resignación y muerte?
Los poemas tienen algo...
Los poemas tienen algo que se parece mucho a una vida:
uno los escribe a tientas,
sin saber muy bien cómo
ni por dónde.
Luego, ellos deciden cosas:
si vuelan o reptan;
si dicen o callan;
si enamoran o aman;
si arden o mueren.
Y un poco, también,
decide quien los lee.
El poeta es poca cosa en este cuento:
apenas los escribe
y no decide nada.
uno los escribe a tientas,
sin saber muy bien cómo
ni por dónde.
Luego, ellos deciden cosas:
si vuelan o reptan;
si dicen o callan;
si enamoran o aman;
si arden o mueren.
Y un poco, también,
decide quien los lee.
El poeta es poca cosa en este cuento:
apenas los escribe
y no decide nada.
Si vivir no fuera una mentira
Si vivir no fuera una mentira
de los medios,
de los gobiernos,
de los bancos,
no habría forma de sobrevivir.
Estaríamos mirando al cielorraso
preguntándonos qué cosa es vivir.
Cada uno sería irrepetible
con su propio nombre, sus propios gustos,
su propia vocación,
y reinaría entonces
en el mundo, la confusión.
Cada cual de acuerdo al propio corazón
amando a otras personas
de puro gusto
como si eso fuera a salvarnos
de algo.
Existirían miles de canciones
que escucharíamos sin poder decidir
cuál nos gusta más
o cuál es mejor
porque cada día seríamos un ser diferente
enamorado
de cosas diferentes.
Todos tendríamos nuestra juventud
bien atesorada
con recuerdos impropios de la gente bien.
Amaríamos como ciegos
tanteando un camino
y tendríamos dioses
de verdad
en lugar de falsos ídolos.
Miraríamos el cielo sin que nos importe
lo lleno o lo vacío que esté
porque solo lo miraríamos
por ver.
Tendríamos libros,
con portadas de colores
cada uno con un sueño en su título,
muchos, muchos libros
sobre cosas que no existen.
Y seríamos felices leyendo esos libros.
Si no fuera porque
los medios,
los gobiernos,
los bancos
nos dicen qué cosa es vivir
sería un verdadero milagro
estar vivos.
de los medios,
de los gobiernos,
de los bancos,
no habría forma de sobrevivir.
Estaríamos mirando al cielorraso
preguntándonos qué cosa es vivir.
Cada uno sería irrepetible
con su propio nombre, sus propios gustos,
su propia vocación,
y reinaría entonces
en el mundo, la confusión.
Cada cual de acuerdo al propio corazón
amando a otras personas
de puro gusto
como si eso fuera a salvarnos
de algo.
Existirían miles de canciones
que escucharíamos sin poder decidir
cuál nos gusta más
o cuál es mejor
porque cada día seríamos un ser diferente
enamorado
de cosas diferentes.
Todos tendríamos nuestra juventud
bien atesorada
con recuerdos impropios de la gente bien.
Amaríamos como ciegos
tanteando un camino
y tendríamos dioses
de verdad
en lugar de falsos ídolos.
Miraríamos el cielo sin que nos importe
lo lleno o lo vacío que esté
porque solo lo miraríamos
por ver.
Tendríamos libros,
con portadas de colores
cada uno con un sueño en su título,
muchos, muchos libros
sobre cosas que no existen.
Y seríamos felices leyendo esos libros.
Si no fuera porque
los medios,
los gobiernos,
los bancos
nos dicen qué cosa es vivir
sería un verdadero milagro
estar vivos.
Si te dijera que hoy no puedo
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
me dijeras que siempre se puede
que nunca es hoy
porque que ya es mañana
asomando sus posibles maravillas.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
me dieras un beso y corrieras
a esconderte tras el árbol
que muere lento en el patio
para que vaya a encontrarte
a descubrirte
a descubrir que sonries
solo para que sonría.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
y te despidieras con un beso
de esos que duran siete segundos
eternos
y me dijeras
"entonces vuelvo mañana"
para que el miedo a verte saliendo
de la tarde
me devuelva las ganas.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
y me contaras al oído
mi cuento predilecto
sin dejar de abrazarme.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
entonces podría.
y me abrazaras
me dijeras que siempre se puede
que nunca es hoy
porque que ya es mañana
asomando sus posibles maravillas.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
me dieras un beso y corrieras
a esconderte tras el árbol
que muere lento en el patio
para que vaya a encontrarte
a descubrirte
a descubrir que sonries
solo para que sonría.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
y te despidieras con un beso
de esos que duran siete segundos
eternos
y me dijeras
"entonces vuelvo mañana"
para que el miedo a verte saliendo
de la tarde
me devuelva las ganas.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
y me contaras al oído
mi cuento predilecto
sin dejar de abrazarme.
Si te dijera que hoy no puedo
y me abrazaras
entonces podría.
En este preciso instante
En este preciso instante hay tropas invadiendo algún país
una compañia petrolera negociando la vida de un pueblo originario
una marcha de maestros reprimida
una huelga de obreros resistiendo a un recorte de gastos
una marcha de silencio por otra chica violada y asesinada.
En este preciso instante hay un diputado aceptando una coima
un juez liberando a un corrupto
un enfrentamiento entre narcos
un ajuste de cuentas
una muerte que nunca se resolverá.
En este preciso instante que todo está pasando
por nuestras cabezas
yo estoy pensando en vos.
¿Estarás vos también pensando en mi?
una compañia petrolera negociando la vida de un pueblo originario
una marcha de maestros reprimida
una huelga de obreros resistiendo a un recorte de gastos
una marcha de silencio por otra chica violada y asesinada.
En este preciso instante hay un diputado aceptando una coima
un juez liberando a un corrupto
un enfrentamiento entre narcos
un ajuste de cuentas
una muerte que nunca se resolverá.
En este preciso instante que todo está pasando
por nuestras cabezas
yo estoy pensando en vos.
¿Estarás vos también pensando en mi?
Cuando la muerte te lleve
Cuando la muerte te lleve
se acabará el mundo
tal y como lo entiendo,
se acabarán los días y las noches que eran la vida.
Cuando la muerte te lleve
no habrá ya mañanas soleadas ni desayunos
ni fumar abrazados en el balcón
ni libros que leer juntos
ni trabajo que hacer
ni comidas que preparar.
Cuando la muerte te lleve
nos llevará a ambos
con todas esas cosas
que ya no serán nuestras.
Cuando la muerte te lleve
ni la tristeza será mia por no ser nuestra
y no quedará en la vida
ni ápice de vida o de alegría.
Cuando la muerte te lleve
nos llevará a los dos.
se acabará el mundo
tal y como lo entiendo,
se acabarán los días y las noches que eran la vida.
Cuando la muerte te lleve
no habrá ya mañanas soleadas ni desayunos
ni fumar abrazados en el balcón
ni libros que leer juntos
ni trabajo que hacer
ni comidas que preparar.
Cuando la muerte te lleve
nos llevará a ambos
con todas esas cosas
que ya no serán nuestras.
Cuando la muerte te lleve
ni la tristeza será mia por no ser nuestra
y no quedará en la vida
ni ápice de vida o de alegría.
Cuando la muerte te lleve
nos llevará a los dos.
Miraba al cielo esta tarde
Miraba al cielo esta tarde:
estaba vacío
como siempre.
A duras penas un sol brillaba
todavía sin fuerza,
unos cuántos cúmulos de vapor de agua
y un gris tan grande
como el Dios que buscaba.
estaba vacío
como siempre.
A duras penas un sol brillaba
todavía sin fuerza,
unos cuántos cúmulos de vapor de agua
y un gris tan grande
como el Dios que buscaba.
Me gusta besarte
Me gusta besarte
no sé,
quizás no sea tan especial
y un día me sorprenda pensando
qué tendrían tus besos para hacerme creer
que me gustaba tanto besarte.
Pero me gusta besarte.
No sé, será que tus besos
son como el café:
me despierta la sangre
me inquieta
me da ganas de trepar un árbol
como cuando era chico
o de escalar tu sombra
que hoy por hoy
es mi juego preferido.
Me gusta besarte, me gusta cuando te beso
cómo se me olvidan
las cosas que no importan tanto:
esa broma sucia del tiempo y de la muerte
o que Dios sea un invento de un cura con vocación de banquero.
Hay quien le encuentra sabor a los besos
pero tampoco es eso.
Me gusta besarte
y quizás sean tus besos o quizás sea solo besarte
y saber
que besarte es mucho más que el beso:
que besarte es el reto de besarte y que después del beso
quieras quedarte.
no sé,
quizás no sea tan especial
y un día me sorprenda pensando
qué tendrían tus besos para hacerme creer
que me gustaba tanto besarte.
Pero me gusta besarte.
No sé, será que tus besos
son como el café:
me despierta la sangre
me inquieta
me da ganas de trepar un árbol
como cuando era chico
o de escalar tu sombra
que hoy por hoy
es mi juego preferido.
Me gusta besarte, me gusta cuando te beso
cómo se me olvidan
las cosas que no importan tanto:
esa broma sucia del tiempo y de la muerte
o que Dios sea un invento de un cura con vocación de banquero.
Hay quien le encuentra sabor a los besos
pero tampoco es eso.
Me gusta besarte
y quizás sean tus besos o quizás sea solo besarte
y saber
que besarte es mucho más que el beso:
que besarte es el reto de besarte y que después del beso
quieras quedarte.
Me estoy muriendo de a poco
Me estoy muriendo de a poco.
Como todos.
Uno se va muriendo despacio
durante toda la vida.
No, no uno, ni todos: cada uno.
Con haber nacido es suficiente.
La diferencia es cuánto lo piensan o lo asumen uno y otro.
A veces no me importa tanto
y sigo muriendo en paz;
otras me encierro
a buscarle una salida
a todo eso.
Me invento un dios, o muchos,
es lo mismo,
algo mayor, capaz de arreglarnos
este problemita.
Y la Fe no dura, no sirve, no alcanza,
no arregla.
Y hay que seguir muriendo
sin paz, con calma y resignación
que otra no queda.
Si alguna vez logramos
encontrar la salida...
no sé, a veces me gusta creer que lo haremos.
Otras prefiero no pensar, seguir muriendo
aceptando estoicamente
al optimista que va a jurar, mientras muere lentamente,
que está viviendo.
Como todos.
Uno se va muriendo despacio
durante toda la vida.
No, no uno, ni todos: cada uno.
Con haber nacido es suficiente.
La diferencia es cuánto lo piensan o lo asumen uno y otro.
A veces no me importa tanto
y sigo muriendo en paz;
otras me encierro
a buscarle una salida
a todo eso.
Me invento un dios, o muchos,
es lo mismo,
algo mayor, capaz de arreglarnos
este problemita.
Y la Fe no dura, no sirve, no alcanza,
no arregla.
Y hay que seguir muriendo
sin paz, con calma y resignación
que otra no queda.
Si alguna vez logramos
encontrar la salida...
no sé, a veces me gusta creer que lo haremos.
Otras prefiero no pensar, seguir muriendo
aceptando estoicamente
al optimista que va a jurar, mientras muere lentamente,
que está viviendo.
Apología otoñal
Ven en viento mayor
en sol menor
en otoño sostenido
primavera bemol.
Ven en poesía
que las flores
no nos necesitan
y no hace falta
esta alegría.
Ven en pena,
a que te de consuelo
con palabras que no tengo.
Ven a la siesta apretada
a caminos de hojas secas
a fumar en la neblina
de una madrugada
ven en sol menor,
en luna sostenida y mayor
en guitarra
en café caliente
en abrazos.
No le encuentro sentido
a tanta luz ahí fuera
con tantos ciegos.
Ven con canciones
y atardeceres oscuros de otoño
que solo me salva el juego
de adivinarte
bajo las sábanas
cuando ya nadie está despierto.
Mañana, cuando seamos niños de nuevo,
disfrutaré las plazas soleadas
pero hoy...
quiero el silencio, la penumbra
la llovizna y la nube gris
para extrañarte
como mereces
que no merezco esta alegría:
que no te tengo.
en sol menor
en otoño sostenido
primavera bemol.
Ven en poesía
que las flores
no nos necesitan
y no hace falta
esta alegría.
Ven en pena,
a que te de consuelo
con palabras que no tengo.
Ven a la siesta apretada
a caminos de hojas secas
a fumar en la neblina
de una madrugada
ven en sol menor,
en luna sostenida y mayor
en guitarra
en café caliente
en abrazos.
No le encuentro sentido
a tanta luz ahí fuera
con tantos ciegos.
Ven con canciones
y atardeceres oscuros de otoño
que solo me salva el juego
de adivinarte
bajo las sábanas
cuando ya nadie está despierto.
Mañana, cuando seamos niños de nuevo,
disfrutaré las plazas soleadas
pero hoy...
quiero el silencio, la penumbra
la llovizna y la nube gris
para extrañarte
como mereces
que no merezco esta alegría:
que no te tengo.
¿Qué era la primavera? ─No lo sé
¿Qué era la primavera? ─No lo sé,
yo nunca festejé las flores,
nunca creí que hiciera falta.
Sé que en todas partes hay chicos que no tienen más que flores
de esas que crecen en los pastizales de los suburbios.
¿Y el amor? ─¡Menos todavía!
¿No ha visto a todos esos enamorados de la mano
en las plazas?
Ya ellos tienen el amor, ¿para qué quitárselo?
¿Para ponerlo en un poema?
¿Para qué escribir un poema primaveral?
¡Ni que fuera tanto lo que quede por decir
de las flores y el amor!
Tampoco es cosa de andar pregonando lo evidente.
yo nunca festejé las flores,
nunca creí que hiciera falta.
Sé que en todas partes hay chicos que no tienen más que flores
de esas que crecen en los pastizales de los suburbios.
¿Y el amor? ─¡Menos todavía!
¿No ha visto a todos esos enamorados de la mano
en las plazas?
Ya ellos tienen el amor, ¿para qué quitárselo?
¿Para ponerlo en un poema?
¿Para qué escribir un poema primaveral?
¡Ni que fuera tanto lo que quede por decir
de las flores y el amor!
Tampoco es cosa de andar pregonando lo evidente.
Tendremos el fuego (poema II)
Y a vos, ¿quién te dijo que esto es lo que había?
¿Quién fue el que te hizo creer semejante porquería?
¿Que diez horas diarias de trabajo dignifican?
¿Que morirse es natural
y que es lo mismo un infarto a los ochenta
que tener treinta y terminar
entre las chapas de un tren que no frenó?
¿De verdad te creíste el cuento de la clase media,
el Colegio de pago y el auto nuevo cada dos años?
¡No me digas que nunca viste al perro ese que anda tirado
ahí en tu vereda y que por eso saliste a comprar uno
que te costó medio sueldo!
Ya tenés la última consola de vídeo juegos, supongo
Con eso debés andar contento,
invadiendo países de medio oriente, capturando espías rusos,
arreglando el mundo desde tu pieza.
Anoche hubo una helada de esas que salen en las noticias.
¿Te acordás del viejito que repartía el diario todos los días
a las siete en punto?
Tenía los pulmones gastados el viejo.
Se lo comió la escarcha esa
que te pareció tan bonita desde la ventana de la cocina.
¡Lástima el edificio que hicieron en la placita de la esquina!
Antes, cuando caía la escarcha uno sentía que vivía en Suiza.
Sí, lástima por eso. No porque los pobres paraguayos que lo hicieron
se estén cagando de hambre de la miseria que les pagaron.
¿O vos viste que el tipo ese de la camisa elegante que te atendió en la inmobiliaria
levantara algún ladrillo?
¡No! Quedate tranquilo que ese no laburó en su vida
y que la guita la hace jodiendo
a los pobres diablos como vos que nunca se preguntan nada.
Todos se te están cagando de risa.
En la cara. Con premeditación y alevosía, como dicen.
¿Al menos te preguntaste alguna vez por qué
no te preguntás nunca un carajo?
¿Nunca te preguntaste qué carajo habrás hecho para no tener ni un sueño?
¡Un sueño! ¡Uno solo! ¡Y qué no sea conocer Machu Pichu!
Un sueño de verdad, un anhelo profundo,
de esos que vienen de muy adentro,
de esos que hacen que respires y te sientas en casa,
pero no en tu casa, esa de ladrillos con patio y garaje,
en tu casa, en tu verdadera casa,
esa en la que jugabas a que volabas o liberabas al mundo de los villanos.
¡Qué ironía! ¿Hoy jugás a ser el villano!
¿Te acordás con qué juguete soñabas que te lo regalaban para el cumpleaños
pero nunca llegó
porque tu viejo trabajaba y trabajaba
pero no alcanzaba?
Apagá la tele un ratito. Sentate en el sillón más cómodo que tengas.
Dejá que todos se acuesten
y decime...
¿con qué juguete soñabas de chico que no pudieron comprarte?
¿Quién fue el que te hizo creer semejante porquería?
¿Que diez horas diarias de trabajo dignifican?
¿Que morirse es natural
y que es lo mismo un infarto a los ochenta
que tener treinta y terminar
entre las chapas de un tren que no frenó?
¿De verdad te creíste el cuento de la clase media,
el Colegio de pago y el auto nuevo cada dos años?
¡No me digas que nunca viste al perro ese que anda tirado
ahí en tu vereda y que por eso saliste a comprar uno
que te costó medio sueldo!
Ya tenés la última consola de vídeo juegos, supongo
Con eso debés andar contento,
invadiendo países de medio oriente, capturando espías rusos,
arreglando el mundo desde tu pieza.
Anoche hubo una helada de esas que salen en las noticias.
¿Te acordás del viejito que repartía el diario todos los días
a las siete en punto?
Tenía los pulmones gastados el viejo.
Se lo comió la escarcha esa
que te pareció tan bonita desde la ventana de la cocina.
¡Lástima el edificio que hicieron en la placita de la esquina!
Antes, cuando caía la escarcha uno sentía que vivía en Suiza.
Sí, lástima por eso. No porque los pobres paraguayos que lo hicieron
se estén cagando de hambre de la miseria que les pagaron.
¿O vos viste que el tipo ese de la camisa elegante que te atendió en la inmobiliaria
levantara algún ladrillo?
¡No! Quedate tranquilo que ese no laburó en su vida
y que la guita la hace jodiendo
a los pobres diablos como vos que nunca se preguntan nada.
Todos se te están cagando de risa.
En la cara. Con premeditación y alevosía, como dicen.
¿Al menos te preguntaste alguna vez por qué
no te preguntás nunca un carajo?
¿Nunca te preguntaste qué carajo habrás hecho para no tener ni un sueño?
¡Un sueño! ¡Uno solo! ¡Y qué no sea conocer Machu Pichu!
Un sueño de verdad, un anhelo profundo,
de esos que vienen de muy adentro,
de esos que hacen que respires y te sientas en casa,
pero no en tu casa, esa de ladrillos con patio y garaje,
en tu casa, en tu verdadera casa,
esa en la que jugabas a que volabas o liberabas al mundo de los villanos.
¡Qué ironía! ¿Hoy jugás a ser el villano!
¿Te acordás con qué juguete soñabas que te lo regalaban para el cumpleaños
pero nunca llegó
porque tu viejo trabajaba y trabajaba
pero no alcanzaba?
Apagá la tele un ratito. Sentate en el sillón más cómodo que tengas.
Dejá que todos se acuesten
y decime...
¿con qué juguete soñabas de chico que no pudieron comprarte?
No hay brujería: es el amor
No hay brujería: es el amor;
que en tanto se parezcan
significa nada
no hay aquí magia ni algo
que no pueda explicarse:
dos personas que se encuentran,
se vuelven necesarios
uno del otro,
dependientes, casi;
se piensan, se desean, se anhelan,
se acostumbran
a concebirse como uno solo
formando un único destino.
No hay poesía: es el amor
que en tanto se parezcan
significa nada.
que en tanto se parezcan
significa nada
no hay aquí magia ni algo
que no pueda explicarse:
dos personas que se encuentran,
se vuelven necesarios
uno del otro,
dependientes, casi;
se piensan, se desean, se anhelan,
se acostumbran
a concebirse como uno solo
formando un único destino.
No hay poesía: es el amor
que en tanto se parezcan
significa nada.
Solo dime una cosa
Solo dime una cosa:
¿está escrito que nos encontremos en esta vida
o será preciso esperar
más todavía?
¿está escrito que nos encontremos en esta vida
o será preciso esperar
más todavía?
Tengo el verso asomado a los labios
Tengo el verso asomado a los labios
mas no en la punta de los dedos
que escribirlo deben.
Asoma la temerosa ave
al borde exacto
de una ventana que abro,
por si querer se le ocurriera
a algún poema
metérsele al poeta
a la fuerza
en la cabeza.
Pero es septiembre
que casi llega,
es la primavera
que asoma tras los rayos
de un tibio sol
la que me engaña.
Es la gambeta prodigiosa
del poema:
asomar apenas, su cabeza
y al mismo instante
desplegar las alas
dejándome esta nada.
Y el abandono queda.
Sin poema.
mas no en la punta de los dedos
que escribirlo deben.
Asoma la temerosa ave
al borde exacto
de una ventana que abro,
por si querer se le ocurriera
a algún poema
metérsele al poeta
a la fuerza
en la cabeza.
Pero es septiembre
que casi llega,
es la primavera
que asoma tras los rayos
de un tibio sol
la que me engaña.
Es la gambeta prodigiosa
del poema:
asomar apenas, su cabeza
y al mismo instante
desplegar las alas
dejándome esta nada.
Y el abandono queda.
Sin poema.
Tendremos el Fuego (poema I)
Van a dejarnos afuera
de todo:
de nuestras propias casas
si los dejamos.
Van a quitarnos la ropas,
van a sortearlas;
van a escupirnos la cara
y, ya en el colmo,
van a quitarnos la cruz
para vender los maderos
como leña
a los que le quitaron el fuego.
Van a decirnos de nuevo lo mismo
de siempre
lo que repiten a diario
los diarios.
Van a intentarlo todo
contra todo
y vamos a dejarlos,
porque la ropa no es de marca,
la casa es pobre,
la cruz nos pesa
y el fuego...
No,
el fuego no van a poder
porque cuando ellos tengan
el dinero, el poder, la fe, la escuela, el hospital
la policía
y hasta las bibliotecas y los cines
nosotros
nosotros tendremos el fuego.
de todo:
de nuestras propias casas
si los dejamos.
Van a quitarnos la ropas,
van a sortearlas;
van a escupirnos la cara
y, ya en el colmo,
van a quitarnos la cruz
para vender los maderos
como leña
a los que le quitaron el fuego.
Van a decirnos de nuevo lo mismo
de siempre
lo que repiten a diario
los diarios.
Van a intentarlo todo
contra todo
y vamos a dejarlos,
porque la ropa no es de marca,
la casa es pobre,
la cruz nos pesa
y el fuego...
No,
el fuego no van a poder
porque cuando ellos tengan
el dinero, el poder, la fe, la escuela, el hospital
la policía
y hasta las bibliotecas y los cines
nosotros
nosotros tendremos el fuego.
El amor y la belleza
El enamorado encuentra detalles sublimes, maravillosos, en la realidad. Encuentra belleza donde antes no la había. Pero,
¿es esa belleza una parte de la realidad que solo se revela ante el amor?
¿O es un invento del amor para sobrevivir en una realidad carente de belleza?
¿O acaso es el amor en sí mismo esa belleza mirándose a sí mismo?
¿es esa belleza una parte de la realidad que solo se revela ante el amor?
¿O es un invento del amor para sobrevivir en una realidad carente de belleza?
¿O acaso es el amor en sí mismo esa belleza mirándose a sí mismo?
¿No hemos guardado ya demasiado silencio?
¿No hemos guardado ya demasiado silencio?
Nos han dicho a quién rezar, qué aprender en la escuela,
a quién amar, de qué vivir,
¡hasta cómo vestirnos en cada mes del año
y qué color de ropa usar en cada época!
Nos han dicho qué marca de qué cosa comprar para qué necesidad.
Nos dicen, cada dos años, a quién votar para tener
qué país y qué trabajo y qué problemas ─qué tragedias.
¿No hemos guardado ya demasiado silencio?
Hemos trabajado mucho y ganado poco,
comido poco y enfermado mucho
estudiado todo y progresado nada.
Nos dicen que podemos volar, cruzar el espacio,
llegar a planetas y estrellas fuera
de nuestro sistema solar;
que podemos comer alimentos mejorados,
estar comunicados todos
y que no existen ya distancias que sean infranqueables
Y todo es bueno, porque lo hizo el hombre.
Y todo es bueno porque los enriquece.
Sí, los enriquece.
Ellos viajan a planetas y cruzan por el aire
el planeta en doce horas,
estudian, progresan, ganan, se curan; nosotros nos amamos.
Nos amamos entre pobres, que, nos dicen, es amor verdadero
porque ¿qué interés puede existir entre dos pobres?
Nosotros nos amamos en la salud y en la enfermedad
porque curarse es cosa de ellos,
en la pobreza y en la riqueza,
que también es cosa de ellos.
Nosotros tenemos el Cielo, ese otro, ese que no cruzan los aviones,
pero que habita un Dios que tiene que alcanzarnos
para todos y para todo.
¿No hemos guardado ya suficiente silencio?
¿No hemos dejado ya que hicieran absolutamente todo
lo que quisieron hacer?
¿No se han comida ya tres continentes llenos de chicos con hambre?
¿No han invadido ya demasiadas libertades? ¿No han construído ya
demasiadas cárceles y jaulas?
¿O es que todavía no estamos lo suficientemente cansados
de estar cansados?
Nos han dicho a quién rezar, qué aprender en la escuela,
a quién amar, de qué vivir,
¡hasta cómo vestirnos en cada mes del año
y qué color de ropa usar en cada época!
Nos han dicho qué marca de qué cosa comprar para qué necesidad.
Nos dicen, cada dos años, a quién votar para tener
qué país y qué trabajo y qué problemas ─qué tragedias.
¿No hemos guardado ya demasiado silencio?
Hemos trabajado mucho y ganado poco,
comido poco y enfermado mucho
estudiado todo y progresado nada.
Nos dicen que podemos volar, cruzar el espacio,
llegar a planetas y estrellas fuera
de nuestro sistema solar;
que podemos comer alimentos mejorados,
estar comunicados todos
y que no existen ya distancias que sean infranqueables
Y todo es bueno, porque lo hizo el hombre.
Y todo es bueno porque los enriquece.
Sí, los enriquece.
Ellos viajan a planetas y cruzan por el aire
el planeta en doce horas,
estudian, progresan, ganan, se curan; nosotros nos amamos.
Nos amamos entre pobres, que, nos dicen, es amor verdadero
porque ¿qué interés puede existir entre dos pobres?
Nosotros nos amamos en la salud y en la enfermedad
porque curarse es cosa de ellos,
en la pobreza y en la riqueza,
que también es cosa de ellos.
Nosotros tenemos el Cielo, ese otro, ese que no cruzan los aviones,
pero que habita un Dios que tiene que alcanzarnos
para todos y para todo.
¿No hemos guardado ya suficiente silencio?
¿No hemos dejado ya que hicieran absolutamente todo
lo que quisieron hacer?
¿No se han comida ya tres continentes llenos de chicos con hambre?
¿No han invadido ya demasiadas libertades? ¿No han construído ya
demasiadas cárceles y jaulas?
¿O es que todavía no estamos lo suficientemente cansados
de estar cansados?
Canto, porque cantar es de aves
Canto, porque cantar es de aves
como la libertad, o el vuelo.
Canto, porque ni el árbol es mudo
y hasta el hacha, cuando lo golpea, habla.
Canto este fastidio humano y animal de ser eterno testigo.
Canto porque el hambre tiene hombres y nombres.
Canto porque me aturden el silencio y la pena que está doliendo al silencio.
Canto porque es urgente.
Canto porque soy mudo, como todos,
pero no me callo.
Canto porque estoy harto de todo el silencio cómplice
que alienta impune al genocida a continuar su crimen.
Canto porque el hambre es inmoral, como la pobreza.
Porque hay muertos caminando nuestras calles, sentados en nuestras plazas,
porque el que trabaja está hambriento pero el mentiroso lleno.
Canto porque hay gobiernos, porque hay gente que gobierna,
y por la gente que gobierna.
Canto porque estamos solos, y porque seguiremos estando solos
mañana.
como la libertad, o el vuelo.
Canto, porque ni el árbol es mudo
y hasta el hacha, cuando lo golpea, habla.
Canto este fastidio humano y animal de ser eterno testigo.
Canto porque el hambre tiene hombres y nombres.
Canto porque me aturden el silencio y la pena que está doliendo al silencio.
Canto porque es urgente.
Canto porque soy mudo, como todos,
pero no me callo.
Canto porque estoy harto de todo el silencio cómplice
que alienta impune al genocida a continuar su crimen.
Canto porque el hambre es inmoral, como la pobreza.
Porque hay muertos caminando nuestras calles, sentados en nuestras plazas,
porque el que trabaja está hambriento pero el mentiroso lleno.
Canto porque hay gobiernos, porque hay gente que gobierna,
y por la gente que gobierna.
Canto porque estamos solos, y porque seguiremos estando solos
mañana.
Si el poema no le da
Si el poema no le da
ganas de romper todo,
rompa el poema.
Sea cómplice del poeta
cuando cometa un crimen,
pero sea el crimen contra el poeta
cada vez que sea inocente.
ganas de romper todo,
rompa el poema.
Sea cómplice del poeta
cuando cometa un crimen,
pero sea el crimen contra el poeta
cada vez que sea inocente.
A mis lectores
A veces, les juro, no los entiendo. Anoche no he pegado un ojo preguntándome ¿qué será lo que buscan?, ¿qué es lo que quieren?
Cierto que a veces, sin querer, o queriendo, el poeta corre riesgos, se escapa de las fronteras de lo obvio, de lo que todos esperan de él, y se adentra en terrenos salvajes, poco amigables.
En esas tierras el poeta viaja solo. Es un peregrino, un hombre pobre apenas cubierto con harapos. Y hasta allí nadie suele acompañarlo.
El poeta, al momento de poner el pie fuera de su nación, ha de saber que donde vaya, irá solo. Que pocas veces alguien tendrá el valor de abandonar la comodidad de lo conocido, de lo que nos resulta familiar para acompañarlo.
Pero el poeta marcha, porque en esa comodidad los poemas se le mueren. Como una flor, como esa flor que han arrancado del jardín del vecino para ponerla en un florero en vuestra propia casa.
A veces, les juro, no los entiendo. Con voces de lucha piden a la poesía que los defienda de lo cotidiano, de la rutina, de la comida recalentada de la cena, del mismo café agrio de cada desayuno, de las mismas caricias, de las mismas manos, de los mismos rostros de todos los días.
Pero cuando el poeta rompe, como se rompe de un piedrazo un cristal, vuestra rutina, enseguida se paralizan y dicen que ese camino por el que quiere llevarlos está lleno de espinas.
Y se acomodan nuevamente, valga la redundancia, en vuestra comodidad rutinaria.
Si he roto la comodidad exponiéndolos a riesgos innecesarios, pido disculpas. Pero jamás he mentido ni prometido otra cosa. Me aburren los poemas de pájaros y flores. Me asquea la cursilería, aunque traiga sobradas garantías del éxito.
No busco el éxito, sino la poesía.
Si para encontrarla debo arriesgarme en cada poema, lo haré.
Quien busque comodidad perpetua, se ha equivocado de puerta.
Cierto que a veces, sin querer, o queriendo, el poeta corre riesgos, se escapa de las fronteras de lo obvio, de lo que todos esperan de él, y se adentra en terrenos salvajes, poco amigables.
En esas tierras el poeta viaja solo. Es un peregrino, un hombre pobre apenas cubierto con harapos. Y hasta allí nadie suele acompañarlo.
El poeta, al momento de poner el pie fuera de su nación, ha de saber que donde vaya, irá solo. Que pocas veces alguien tendrá el valor de abandonar la comodidad de lo conocido, de lo que nos resulta familiar para acompañarlo.
Pero el poeta marcha, porque en esa comodidad los poemas se le mueren. Como una flor, como esa flor que han arrancado del jardín del vecino para ponerla en un florero en vuestra propia casa.
A veces, les juro, no los entiendo. Con voces de lucha piden a la poesía que los defienda de lo cotidiano, de la rutina, de la comida recalentada de la cena, del mismo café agrio de cada desayuno, de las mismas caricias, de las mismas manos, de los mismos rostros de todos los días.
Pero cuando el poeta rompe, como se rompe de un piedrazo un cristal, vuestra rutina, enseguida se paralizan y dicen que ese camino por el que quiere llevarlos está lleno de espinas.
Y se acomodan nuevamente, valga la redundancia, en vuestra comodidad rutinaria.
Si he roto la comodidad exponiéndolos a riesgos innecesarios, pido disculpas. Pero jamás he mentido ni prometido otra cosa. Me aburren los poemas de pájaros y flores. Me asquea la cursilería, aunque traiga sobradas garantías del éxito.
No busco el éxito, sino la poesía.
Si para encontrarla debo arriesgarme en cada poema, lo haré.
Quien busque comodidad perpetua, se ha equivocado de puerta.
La Esfinge dice su acertijo I
Voy a replicar la arcaica voz
─es sueño todo─
por la que un día cualquiera
la esfinge dice
su acertijo:
Atoro la noche que persevera
en la mañana
mantengo dura la promesa de tu presencia
de alguna forma u otra
─es sueño todo─
y poco o nada importa
en qué país despierte el asesino
o el cobarde.
Todos somos iguales
─dice la teoría─
o apenas diferentes:
similares o simios,
pretendientes.
En la alacena espera el desaliento cotidiano
un bracero estoico contra el viento
¡épica constancia del desierto
ser arena y viento, arena y viento!
Es el poema un enigma solitario
que no se puede descifrar
porque es laberinto la poesía
de letras, no de cifras.
En este instante ella se para ante el espejo
y el espejo la besa
Yo los miro desde lejos pero ellos no saben mi existencia
son felices
como todos los ellos
yo tenía un libro viejo que leía
y releía en noches como esta
lo he perdido
me ha quedado apenas
de sus páginas
la primera
que nada dice
salvo mi nombre
de puño y letra
en tinta negra.
De noche vuelo, o sueño que vuelo
¿a quién le importa en realidad
lo que otro hombre sueña?
¿Puede dolerle a quien me lee
el ojo que me duele cuando encierro
la vista en un cuaderno viejo
buscando el verso o el cuento que no encuentro?
Tu sabes por qué ventana suelo ver el mundo
porque te has convertido en las cortinas
que corro cada noche
para mi sueño intranquilo.
Yo sé qué cosas aferro cuando duermo
pero tú las sospechas
Del conocimiento a la sospecha hay un camino
tan angosto que solo cabe
en él quien lo camina.
Es el poema un acertijo.
Que nadie lo resuelva.
─es sueño todo─
por la que un día cualquiera
la esfinge dice
su acertijo:
Atoro la noche que persevera
en la mañana
mantengo dura la promesa de tu presencia
de alguna forma u otra
─es sueño todo─
y poco o nada importa
en qué país despierte el asesino
o el cobarde.
Todos somos iguales
─dice la teoría─
o apenas diferentes:
similares o simios,
pretendientes.
En la alacena espera el desaliento cotidiano
un bracero estoico contra el viento
¡épica constancia del desierto
ser arena y viento, arena y viento!
Es el poema un enigma solitario
que no se puede descifrar
porque es laberinto la poesía
de letras, no de cifras.
En este instante ella se para ante el espejo
y el espejo la besa
Yo los miro desde lejos pero ellos no saben mi existencia
son felices
como todos los ellos
yo tenía un libro viejo que leía
y releía en noches como esta
lo he perdido
me ha quedado apenas
de sus páginas
la primera
que nada dice
salvo mi nombre
de puño y letra
en tinta negra.
De noche vuelo, o sueño que vuelo
¿a quién le importa en realidad
lo que otro hombre sueña?
¿Puede dolerle a quien me lee
el ojo que me duele cuando encierro
la vista en un cuaderno viejo
buscando el verso o el cuento que no encuentro?
Tu sabes por qué ventana suelo ver el mundo
porque te has convertido en las cortinas
que corro cada noche
para mi sueño intranquilo.
Yo sé qué cosas aferro cuando duermo
pero tú las sospechas
Del conocimiento a la sospecha hay un camino
tan angosto que solo cabe
en él quien lo camina.
Es el poema un acertijo.
Que nadie lo resuelva.
La Esfinge dice su acertijo II
Presiento
la voz arcaica de la arena
─es sueño todo─
un día cualquiera la esfinge dice
su acertijo.
Lo replico:
"no eran uno sino dos
─los árboles y los dioses─
no fue quien habló una serpiente
ni el pecado un fruto."
"Si ha habido muerte que nos releva
de nuestras cotidianeidades
ha de haber sido otra la caída."
"Si aún mantenemos los gestos del simio
y las costumbres animales
de querernos con los dientes
ha de haber sido otra la caída."
"¿Has visto cómo trazan al Diablo
en el cuero frío de una serpiente?
¿Y qué fina estampa han dado al que era su hermano?"
"Todo es un sueño"
─dice una voz que estoy soñando
aunque no duerma─.
Es el poema otro acertijo.
Que nadie lo resuelva.
la voz arcaica de la arena
─es sueño todo─
un día cualquiera la esfinge dice
su acertijo.
Lo replico:
"no eran uno sino dos
─los árboles y los dioses─
no fue quien habló una serpiente
ni el pecado un fruto."
"Si ha habido muerte que nos releva
de nuestras cotidianeidades
ha de haber sido otra la caída."
"Si aún mantenemos los gestos del simio
y las costumbres animales
de querernos con los dientes
ha de haber sido otra la caída."
"¿Has visto cómo trazan al Diablo
en el cuero frío de una serpiente?
¿Y qué fina estampa han dado al que era su hermano?"
"Todo es un sueño"
─dice una voz que estoy soñando
aunque no duerma─.
Es el poema otro acertijo.
Que nadie lo resuelva.
No se vaya, por favor
No se vaya, por favor,
ni siquiera lo piense que afuera llueve
todo el año llueve y hay tormentas
y caen heladas en los dormitorios
y las mesas y oficinas.
No se vaya, por favor,
ni siquiera lo piense que afuera abren más bancos
que bibliotecas o librerías
y solo se recita algún poema
cuando recuerdan la muerte de un poeta.
No se vaya, por favor,
que afuera las canciones parecen pasos de comedia
y casi nunca ya nos estremecen.
Quédese, por favor, quédese conmigo
a soportar juntos esta vida
que le aseguro, un día, se nos habrá ido
y con ella, también los poemas que le haya escrito.
No se vaya, por favor,
quédese conmigo toda la vida.
ni siquiera lo piense que afuera llueve
todo el año llueve y hay tormentas
y caen heladas en los dormitorios
y las mesas y oficinas.
No se vaya, por favor,
ni siquiera lo piense que afuera abren más bancos
que bibliotecas o librerías
y solo se recita algún poema
cuando recuerdan la muerte de un poeta.
No se vaya, por favor,
que afuera las canciones parecen pasos de comedia
y casi nunca ya nos estremecen.
Quédese, por favor, quédese conmigo
a soportar juntos esta vida
que le aseguro, un día, se nos habrá ido
y con ella, también los poemas que le haya escrito.
No se vaya, por favor,
quédese conmigo toda la vida.
Te amo, aunque ya no importe
Te amo, aunque ya no importe,
aunque sea tarde.
Te amo y te siento:
te llevo en la sangre
y en la piel,
y en el canto,
y en el verso,
y en mi poesía de barro
y pobreza triste,
en mi música traída
del África negra
y mezclada
con sangre india.
Te amo y te elevo
como estandarte,
como bandera de una guerra
que libro al tiempo
y a la vida,
como una sombra negra
que me acompaña
en la luz clara del día
o en la oscura noche de mi vida.
Te amo, aunque sea tarde, aunque ya no importe,
te amo.
aunque sea tarde.
Te amo y te siento:
te llevo en la sangre
y en la piel,
y en el canto,
y en el verso,
y en mi poesía de barro
y pobreza triste,
en mi música traída
del África negra
y mezclada
con sangre india.
Te amo y te elevo
como estandarte,
como bandera de una guerra
que libro al tiempo
y a la vida,
como una sombra negra
que me acompaña
en la luz clara del día
o en la oscura noche de mi vida.
Te amo, aunque sea tarde, aunque ya no importe,
te amo.
Temo no poder asistir a vuestra fiesta
A la Casa de la Cultura de nuestro excelentísimo
Sr. intendente, Don Miguel Lunghi.
Temo no poder asistir a vuestra fiesta.
Muy a mi pesar, pues está claro
que bien disfrutarán quienes asistan
de tan buen gusto, propio de un artista.
Inevitable será que el alma exclame
de tanto lujo y tal belleza
"¡mayor paraíso no se ha dado a los poetas!"
¡Tanto dorado ornamento, tanta luz
por las ventanas hermosas, tan inmensas!
Han de ser, sin duda, vuestra sillas
tronos propios de reales sentaderas
y vuestro café el más aromático,
para degustar a ojos cerrados
y luego, con cuidado, sobre el vidrio delicado
que recubre vuestras mesas
apoyar, con sutil gesto, mi pocillo.
De más decir que sería grato
descansar del crudo frío de este invierno
en vuestras salas tibias, tan prolijas,
con tal esmero preparadas.
Sin duda, han de ser nubes las alfombras
y cada escalera ha de llevar a un cielo.
Pero temo no poder asistir a vuestra fiesta.
Pues me ha quedado esta mañana, una pena
a punto de parir una cuarteta
y entienda, por favor, esta vergüenza
de no tener zapatos limpios
para subir sus escaleras
o traje de fiesta, o sombrero elegante,
no sea, que sin querer, con mi presencia,
le ensucie su hermosa casa con un poema.
Declaro, en este acto de insanía:
Declaro, en este acto de insanía:
que toda realidad es inmoral;
que la poesía es religiosa,
siempre;
que hemos fracasado en nuestro intento
de volver a a la comodidad del vientre materno;
que hemos perdido la guerra,
no una ni diez batallas;
que seguiremos de pie aún muertos
y agusanados;
que volveremos a escribir canciones,
cuando queramos,
porque queramos;
que incendiaremos la economía,
la política y el derecho;
que robaremos todos los poemas
sin culpa ni vergüenza,
porque somos los dueños de todo lo escrito en la tierra.
Declaro, en este acto de insanía,
sin la menor intención de lucidez o raciocinio:
que todo sea mentira y verdad según capricho
de bufones y borrachos;
que todo lo que cuente un loco será sagrado
y, sin expedientes,
será declarado santo
y profeta
al mismo tiempo.
Declaro, en este acto de insanía,
que no habrá pájaros ni cielos,
ni en los cielos soles o estrellas
aunque sea de noche
pues todas han sido robadas ya
y puestas en venta;
no habrá luna para que no haya
quienes confundan el amor
con otras porquerías.
Declaro en este acto de insanía:
que apagaremos todas las luces,
quebraremos vidrio por vidrio,
y haremos campanas de viento
para que toquen los muertos.
Declaro que no habrá perdón ni indulto
a los que no aprendieron ni a los que sí aprendieron;
que incendiaremos la ciencia y las escuelas,
las academias, las casas de poetas
y los cuarteles
y los estadios de fútbol.
Declaro que prefiero
vivir actuando insanamente
a como viven los cuerdos.
que toda realidad es inmoral;
que la poesía es religiosa,
siempre;
que hemos fracasado en nuestro intento
de volver a a la comodidad del vientre materno;
que hemos perdido la guerra,
no una ni diez batallas;
que seguiremos de pie aún muertos
y agusanados;
que volveremos a escribir canciones,
cuando queramos,
porque queramos;
que incendiaremos la economía,
la política y el derecho;
que robaremos todos los poemas
sin culpa ni vergüenza,
porque somos los dueños de todo lo escrito en la tierra.
Declaro, en este acto de insanía,
sin la menor intención de lucidez o raciocinio:
que todo sea mentira y verdad según capricho
de bufones y borrachos;
que todo lo que cuente un loco será sagrado
y, sin expedientes,
será declarado santo
y profeta
al mismo tiempo.
Declaro, en este acto de insanía,
que no habrá pájaros ni cielos,
ni en los cielos soles o estrellas
aunque sea de noche
pues todas han sido robadas ya
y puestas en venta;
no habrá luna para que no haya
quienes confundan el amor
con otras porquerías.
Declaro en este acto de insanía:
que apagaremos todas las luces,
quebraremos vidrio por vidrio,
y haremos campanas de viento
para que toquen los muertos.
Declaro que no habrá perdón ni indulto
a los que no aprendieron ni a los que sí aprendieron;
que incendiaremos la ciencia y las escuelas,
las academias, las casas de poetas
y los cuarteles
y los estadios de fútbol.
Declaro que prefiero
vivir actuando insanamente
a como viven los cuerdos.
Desierto
Dos veces
la pálida luna
fue reina.
Dos veces
la arena rodeó
la cuidad.
Un único obelisco
recuerda.
la pálida luna
fue reina.
Dos veces
la arena rodeó
la cuidad.
Un único obelisco
recuerda.
Final, comienzo y eternidad
Final
Como un papel con el que juega el viento
tiemblas y te agitas.
La luna cierra los jardines.
Te quise como a una parte más de mi cuerpo
y en un beso tibio te mutilé.
Debajo de mi cuerpo yace un paraíso
fértil de flores y de vida
pero es la hora en que los duendes duermen sus alegrías.
La salvaje sabana está en silencio, los animales duermen
o descansan mientras un cielo estrellado les guarda,
como un tesoro, el secreto anhelo de una nueva presa.
La noche es una pastizal húmedo que la brisa agita en silencio.
Comienzo
Un beso como un disparo rompe por sorpresa la noche
y de todos los árboles huyen bestias espabiladas.
La eternidad nos busca.
Una brisa agita suavemente el mar que se inquieta
y a lo lejos, el firmamento es un cristal rayado.
Se huele, se presiente, la tormenta.
Un tigre azul cruza la noche de tu vientre.
Un niño redescubre por enésima vez su juego preferido,
un gato llega al tazón con agua aunque no sepa cómo.
La eternidad
Contra una escollera de piedra rompe la ola
y todo lo moja con sus gotas,
y escapa el último ave, liberado al fin, hacia el cielo de la noche.
Quiero que pases el resto de mi con tu vida.
Quiero que pases el resto de mi con tu vida.
Convidarte a estar conmigo contigo.
A no envejecer juntos:
a envejecer tu y yo, pero no nosotros.
Que me invites a tu cama para hacernos
hasta cansarnos sin cansarnos nunca de cansarnos.
Quiero dormir la siesta contigo.
Quiero que me pases. Que me elijas
como elije la muerte el muerto
en ese instante póstumo
y primero del gusto a tierra en los huesos.
Quiero ser tu vida sin quitarte tu vida
ni perder yo la mía.
Quiero que seas. Cerca, pronto, tuyo, mía,
de a ratos, para siempre o como quieras
quiero que seas.
Quiero besarte ahora, después y mañana
Convidarte a estar conmigo contigo.
A no envejecer juntos:
a envejecer tu y yo, pero no nosotros.
Que me invites a tu cama para hacernos
hasta cansarnos sin cansarnos nunca de cansarnos.
Quiero dormir la siesta contigo.
Quiero que me pases. Que me elijas
como elije la muerte el muerto
en ese instante póstumo
y primero del gusto a tierra en los huesos.
Quiero ser tu vida sin quitarte tu vida
ni perder yo la mía.
Quiero que seas. Cerca, pronto, tuyo, mía,
de a ratos, para siempre o como quieras
quiero que seas.
Quiero besarte ahora, después y mañana
Yo tengo tu cuerpo en mis manos
Yo tengo tu cuerpo en mis manos,
tu sombra en mi cuarto,
tu perfume en la cocina
haciéndome el café de la mañana.
Yo tengo tus pies en mis zapatos
caminando mis esquinas
con tus manos tomadas de las mías
en mi pequeña y triste fantasía.
Yo tengo tu bandera y tu retrato
como otros cuelgan crucifijos.
Yo tengo en la memoria
tu entera geografía
y la porfía de quererte
en mi poesía
como te quiero en mi vida.
tu sombra en mi cuarto,
tu perfume en la cocina
haciéndome el café de la mañana.
Yo tengo tus pies en mis zapatos
caminando mis esquinas
con tus manos tomadas de las mías
en mi pequeña y triste fantasía.
Yo tengo tu bandera y tu retrato
como otros cuelgan crucifijos.
Yo tengo en la memoria
tu entera geografía
y la porfía de quererte
en mi poesía
como te quiero en mi vida.
El sol de la mañana provoca a mi rostro pálido
El sol de la mañana provoca a mi rostro pálido
que niega el despertar con las pocas fuerzas de un sueño.
Mis piernas saben que alrededor de la cama crecen
como malezas las tardes de ausencias
y el cuerpo se resiste a abandonar esta tumba.
El hombre sin amor no debiera despertar jamás de un sueño
en el que una mujer lo abraza.
Debiera haber caminos que lleven a la felicidad.
Deberian tener los caminos amores como árboles
para poder descansar en sus sombras.
que niega el despertar con las pocas fuerzas de un sueño.
Mis piernas saben que alrededor de la cama crecen
como malezas las tardes de ausencias
y el cuerpo se resiste a abandonar esta tumba.
El hombre sin amor no debiera despertar jamás de un sueño
en el que una mujer lo abraza.
Debiera haber caminos que lleven a la felicidad.
Deberian tener los caminos amores como árboles
para poder descansar en sus sombras.
Reza por mi: no dejes que me olviden.
Reza por mi: no dejes que me olviden.
Líbrame de todo el viento,
animal:
un lobo hambriento es el mundo.
¡Animal desesperado! Levanto ciegos
los ojos
apreto carne y colmillo
despierto y el cielo es otro
y es también otro animal enfermo.
Ven a amortajarme hasta el veneno de los huesos
que he salvado de los perros.
¿Qué hay para apreciar en mí además de esta escasa muerte
deshaciendo la espuma de una ola
en la rabia de un perro enfermo?
Te traigo esta canción,
cosecha de un año de bíblicas plagas
y hombres de carbón gastado por los días
más negros que la peste que les secó la piel
hasta los huesos.
Este poema se alimentó de sueños recurrentes.
¿A quién o a qué le temes? Al viento
le he dado mis miedos: encima de ellos cabalgan
mis muertos.
Líbrame de todo el viento,
animal:
un lobo hambriento es el mundo.
¡Animal desesperado! Levanto ciegos
los ojos
apreto carne y colmillo
despierto y el cielo es otro
y es también otro animal enfermo.
Ven a amortajarme hasta el veneno de los huesos
que he salvado de los perros.
¿Qué hay para apreciar en mí además de esta escasa muerte
deshaciendo la espuma de una ola
en la rabia de un perro enfermo?
Te traigo esta canción,
cosecha de un año de bíblicas plagas
y hombres de carbón gastado por los días
más negros que la peste que les secó la piel
hasta los huesos.
Este poema se alimentó de sueños recurrentes.
¿A quién o a qué le temes? Al viento
le he dado mis miedos: encima de ellos cabalgan
mis muertos.
Una tarde sin fecha se suspira
Una tarde sin fecha se suspira
se fuma
se come tarde y fría
y se duerme frente a un televisor
autista
incapaz de percibir un gramo
de realidad
o de bostezos.
una tarde sin fecha, sin número
ni luna en el calendario
si vos
sin mi
una casa que pertenece entera a un gato
que despierta cada tanto
se estira con pereza
se vuelve a enrollar
y a dormirse
el timbre suena y nadie atiende
dos testigos de Jehová cruzan la ventana
como queriendo espiar hacia adentro.
Quizás un poco de música ayude
quizás no
habría que dejar el libro sobre la mesita
levantarse del sillón
caminar hasta allí
solo por un poco de música
ya es el atardecer de la tarde
sin fecha
ya se termina esta tarde
sin fecha
sin luna
sin música
sin libro
sin hombre
sin tarde
sin fecha
sin gato
que salta y se va por la ventana
como terminando el poema.
se fuma
se come tarde y fría
y se duerme frente a un televisor
autista
incapaz de percibir un gramo
de realidad
o de bostezos.
una tarde sin fecha, sin número
ni luna en el calendario
si vos
sin mi
una casa que pertenece entera a un gato
que despierta cada tanto
se estira con pereza
se vuelve a enrollar
y a dormirse
el timbre suena y nadie atiende
dos testigos de Jehová cruzan la ventana
como queriendo espiar hacia adentro.
Quizás un poco de música ayude
quizás no
habría que dejar el libro sobre la mesita
levantarse del sillón
caminar hasta allí
solo por un poco de música
ya es el atardecer de la tarde
sin fecha
ya se termina esta tarde
sin fecha
sin luna
sin música
sin libro
sin hombre
sin tarde
sin fecha
sin gato
que salta y se va por la ventana
como terminando el poema.
No creo estar cantando bien...
"No creo estar cantando bien"─
pensaba el viento─
viendo que los hombres
no se detenían a escuchar.
pensaba el viento─
viendo que los hombres
no se detenían a escuchar.
Ahí, como todas las noches, en el cielo azul estaba
Ahí, como todas las noches, en el cielo azul estaba
la luna blanca y redonda, silenciosa,
observándolo todo, sin ver nada;
como todos los vecinos:
los vecinos que lavaron rápidamente
la sangre
del adoquín mojado por la noche.
Nadie había visto lo que todos vieron.
Así se nos van algunas personas:
muriéndose lentos
en el silencio cobarde de los vivos.
la luna blanca y redonda, silenciosa,
observándolo todo, sin ver nada;
como todos los vecinos:
los vecinos que lavaron rápidamente
la sangre
del adoquín mojado por la noche.
Nadie había visto lo que todos vieron.
Así se nos van algunas personas:
muriéndose lentos
en el silencio cobarde de los vivos.
De los Poemas
Olvido los versos que he escrito. Hasta discuto "¡qué ese poema no es mio!"
y que sí, lo era,
y "¿cuándo escribí yo eso?".
No es que no me importe lo que escribo; tampoco es que todo sea falso
porque todo eso lo he vivido o, al menos, soñado,
que para la gente como uno es casi lo mismo.
Es que uno los suelta, los deja irse, los deja perderse y quedarse a dormir en casa de otras gentes.
Imagine el lector que el mundo es perfecto y uno puede soltar a un hijo sin miedo a perderlo
y le dice entonces "Ve a quedarte donde tu amigo o donde tu novia"
sin sentir el miedo y la preocupación, sabiendo que en algún momento volverá crecido.
No hay por qué tener miedo, no hay forma
de que un poema se lastime.
A los poemas nadie los asalta en la calle por quitarles algo
pues tienen nada.
¡Y disfrutan tanto el vagabundeo! Pulular por las noches caminando entre la niebla
es para ellos como un sueño:
van contando las estrellas, intercambiando opiniones con los murciélagos y los búhos
─de noche no andan muchos pájaros─
y con esas mariposas que son menos mariposas y más polillas solo por ser feas;
y cuando se terminan las distracciones vuelven, llegan a casa
y sentados en el borde de sus camas
se sacan las rimas y las sílabas
y acuestan a descansarse el ritmo.
Y uno ni tiene que levantarse para ver cómo volvieron.
Porque ellos vuelven siempre con algo nuevo en su genética, algo que no heredaron,
que uno no pudo haberles dado porque uno es uno y ellos,
los poemas, son hijos un poco de toda la gente que los va leyendo.
Por eso yo no los recuerdo a veces, porque no hace falta vigilarlos
porque son poemas buenos, bien educados, que van y vuelven contentos
a mostrarme enseguida lo que aprendieron fuera.
Y están tan contentos a veces con tan poco que se me hace
futuro la boca viendo la simpleza y la humildad
con la que van creciendo.
y que sí, lo era,
y "¿cuándo escribí yo eso?".
No es que no me importe lo que escribo; tampoco es que todo sea falso
porque todo eso lo he vivido o, al menos, soñado,
que para la gente como uno es casi lo mismo.
Es que uno los suelta, los deja irse, los deja perderse y quedarse a dormir en casa de otras gentes.
Imagine el lector que el mundo es perfecto y uno puede soltar a un hijo sin miedo a perderlo
y le dice entonces "Ve a quedarte donde tu amigo o donde tu novia"
sin sentir el miedo y la preocupación, sabiendo que en algún momento volverá crecido.
No hay por qué tener miedo, no hay forma
de que un poema se lastime.
A los poemas nadie los asalta en la calle por quitarles algo
pues tienen nada.
¡Y disfrutan tanto el vagabundeo! Pulular por las noches caminando entre la niebla
es para ellos como un sueño:
van contando las estrellas, intercambiando opiniones con los murciélagos y los búhos
─de noche no andan muchos pájaros─
y con esas mariposas que son menos mariposas y más polillas solo por ser feas;
y cuando se terminan las distracciones vuelven, llegan a casa
y sentados en el borde de sus camas
se sacan las rimas y las sílabas
y acuestan a descansarse el ritmo.
Y uno ni tiene que levantarse para ver cómo volvieron.
Porque ellos vuelven siempre con algo nuevo en su genética, algo que no heredaron,
que uno no pudo haberles dado porque uno es uno y ellos,
los poemas, son hijos un poco de toda la gente que los va leyendo.
Por eso yo no los recuerdo a veces, porque no hace falta vigilarlos
porque son poemas buenos, bien educados, que van y vuelven contentos
a mostrarme enseguida lo que aprendieron fuera.
Y están tan contentos a veces con tan poco que se me hace
futuro la boca viendo la simpleza y la humildad
con la que van creciendo.
¿Y qué otra cosa que escribir me queda?
¿Y qué otra cosa que escribir me queda?
Sacar la sangre del cuerpo
sacar con la sangre lo negro
la maldición
el verso
el sino
Drenar las venas abiertas
poner sal a las heridas
cicatrizar o agusanar
pero dar punto final
¿Y quién va a leerme lo que sangro?
Habrá alguien,
un lector
un solo y único lector
que redima
un lector tirado en su cama
en su tristeza
en su abandono
leyendo esta vida.
Ser
él mi compañia
yo la suya
todo eso ha hecho el poema:
encontrarnos
unirnos por las heridas
como siameses
la sangre corre
negra
como una muerte
por el poema
moriremos juntos
lector y poeta
en un solo poema.
Sacar la sangre del cuerpo
sacar con la sangre lo negro
la maldición
el verso
el sino
Drenar las venas abiertas
poner sal a las heridas
cicatrizar o agusanar
pero dar punto final
¿Y quién va a leerme lo que sangro?
Habrá alguien,
un lector
un solo y único lector
que redima
un lector tirado en su cama
en su tristeza
en su abandono
leyendo esta vida.
Ser
él mi compañia
yo la suya
todo eso ha hecho el poema:
encontrarnos
unirnos por las heridas
como siameses
la sangre corre
negra
como una muerte
por el poema
moriremos juntos
lector y poeta
en un solo poema.
Habrá que aprender...
Habrá que aprender de la primavera:
de cómo ama ella a los parques y jardines,
de cómo reverdece a los paseos públicos,
de cómo florece todo lo que toca.
Habrá que aprender del verano:
de cómo ama la claridad y la luz,
de cómo sigue ardiendo a pesar de las tormentas.
Habrá que aprender un poco del otoño:
de cómo sobrevive a la muerte
alimentándose por dentro mientras la piel se seca.
Habrá que aprender del invierno
a amarnos tapados hasta las narices,
a juguetear bajo las frazadas como niños.
Habrá que aprender de todo para amarnos
o no habremos aprendido nada.
de cómo ama ella a los parques y jardines,
de cómo reverdece a los paseos públicos,
de cómo florece todo lo que toca.
Habrá que aprender del verano:
de cómo ama la claridad y la luz,
de cómo sigue ardiendo a pesar de las tormentas.
Habrá que aprender un poco del otoño:
de cómo sobrevive a la muerte
alimentándose por dentro mientras la piel se seca.
Habrá que aprender del invierno
a amarnos tapados hasta las narices,
a juguetear bajo las frazadas como niños.
Habrá que aprender de todo para amarnos
o no habremos aprendido nada.
Mi sombra lleva traje
Mi sombra lleva traje
y elegante moño y mocasines.
Mi sombra, la que antes arrastraba
las plantas descalzas de los pies.
Mi sombra aprende idiomas y habla
de igual a igual con los más importante señores.
Mi sombra discute con acento suave sobre temas importantes
y cita con autoridad a los mejores autores.
Mi sombra, que es negra, se da una vida
que nunca soñamos.
Se da la gran vida desde que tú has entrado en la mía
y así yo puedo vivirme la vida a tu lado
mientras ella me lleva los asuntos de oficina.
y elegante moño y mocasines.
Mi sombra, la que antes arrastraba
las plantas descalzas de los pies.
Mi sombra aprende idiomas y habla
de igual a igual con los más importante señores.
Mi sombra discute con acento suave sobre temas importantes
y cita con autoridad a los mejores autores.
Mi sombra, que es negra, se da una vida
que nunca soñamos.
Se da la gran vida desde que tú has entrado en la mía
y así yo puedo vivirme la vida a tu lado
mientras ella me lleva los asuntos de oficina.
La ciudad no entiende de estas cosas
La ciudad no entiende de estas cosas:
de besos y caricias
por las oscuras esquinas
como si una mano extraña la violara
en cada plaza
en las veredas, los portales...
La ciudad se retuerce un poco pero se deja.
A veces sospecho que está harta
de tanto asfalto frío y hormigón
con alma de acero,
toda esa falsa pretensión de alcanzar el cielo
subiendo y subiendo
solo por alimentarse el ego.
Podría jurar que la ciudad
está triste y sola
soñando un amor que no le llega
y que es por eso
que nos deja
tanta plaza, tanto esquina
y portal oscuro
donde besarnos y dejarle,
de paso, una tibia caricia en sus inviernos.
de besos y caricias
por las oscuras esquinas
como si una mano extraña la violara
en cada plaza
en las veredas, los portales...
La ciudad se retuerce un poco pero se deja.
A veces sospecho que está harta
de tanto asfalto frío y hormigón
con alma de acero,
toda esa falsa pretensión de alcanzar el cielo
subiendo y subiendo
solo por alimentarse el ego.
Podría jurar que la ciudad
está triste y sola
soñando un amor que no le llega
y que es por eso
que nos deja
tanta plaza, tanto esquina
y portal oscuro
donde besarnos y dejarle,
de paso, una tibia caricia en sus inviernos.
Después dirán que no valió la pena
Después dirán que no valió la pena
y que perdían el tiempo
en un amor sin futuro...
Pero después,
porque mientras duraban esos encuentros
ninguno de los dos podía pensar
con tanto ruido de cama, de gemidos y de dulces quejidos.
y que perdían el tiempo
en un amor sin futuro...
Pero después,
porque mientras duraban esos encuentros
ninguno de los dos podía pensar
con tanto ruido de cama, de gemidos y de dulces quejidos.
Se miran a los ojos
Se miran a los ojos,
se sonríen;
tienen todavía el recuerdo
húmedo e inmediato
del amor
pero como dos niños
a los que aún les queda un dulce
se miran a los ojos,
se sonríen
y piensan
en volver a amarse.
se sonríen;
tienen todavía el recuerdo
húmedo e inmediato
del amor
pero como dos niños
a los que aún les queda un dulce
se miran a los ojos,
se sonríen
y piensan
en volver a amarse.
Los desaparecidos
Los desaparecidos
"aquí estamos los que desaparecieron"
Claudia Verduzco
No solo se desaparece gente con un fusil.
Hay otras formas, otros métodos más silenciosos, más políticos.
Son las víctimas de esa otra violencia,
de ese genocidio silencioso
que les cerró las bocas al pan y a la palabra;
esa otra violencia que va desapareciendo generaciones enteras
debajo de la alfombra política y de las cifras oficiales.
No se ha disparado un fusil en décadas
pero seguimos desapareciendo, de a pocos, de a muchos,
de a uno, de a miles...
Esos niños descalzos y sucios que van a la escuela
mañana estarán desaparecidos;
el hombre que fue pasado a retiro antes de tiempo
y lleva años buscando un salario
está desaparecido.
El obrero sin fábricas, el enfermo sin hospital,
los maestros sin educación,
el músico sin música, el poeta sin versos...
todos están desaparecidos.
Es más fácil desaparecer hombres y mujeres con la política
porque no hay condena para estos genocidas de traje y oficinas del estado.
Nadie va por las calles al grito de "¡asesino!" señalando
al Intendente, al Gobernador o al Presidente.
Nadie acusa a legisladores y a ministros
y, sin embargo,
¡a cuántos han desaparecido en silencio!
La tortura es lenta, es ir viendo como se achican los espacios
y las libertades.
Un día hubo unas horas menos de trabajo, al otro
un medio sueldo, y una tarde
ya no hubo útiles escolares, ni ropa limpia,
ni cena ni desayuno.
Con un par de decisiones se desaparece.
Los comedores barriales están llenos de desaparecidos;
los hospitales públicos están llenos de desaparecidos;
las escuelas públicas están llenas de desaparecidos...
las calles están llenas de estas sombras
Ni vivos ni muertos: desaparecidos.
Ah, los peces azules de tu piel desnuda
Ah, los peces azules de tu piel desnuda
jugando con mis tigres grises...
Son pétalos las prendas que te cubren
y en el último jirón de tela que te quito
se descubre que me quieres.
Juego donde inventas las palabras.
Te diviertes, dejas que juegue.
Que duerma la urgencia
en la ingle...
que ya vendrá todo
y se irá.
La noche tiene los dientes afilados
pero besa con ternura a los amantes
sin herirlos.
Cien besos, diez miradas, veinte dientes, mil niños
muertos en el África o como sea que se mida el tiempo
la noche es una bengala y se apaga.
Que todo es un instante tan pequeño para Dios
que hasta parece que hubo entre los dos
una eternidad.
Así, contra el futuro
Así, contra el futuro
te quiero
queriéndome
en el presente.
Así, contra el futuro
me quiero
queriéndote
en el futuro.
Manifiesto
Tu dame tu nube
yo te daré mis lluvias
haremos paraísos
por doquier
y que no importe,
que nunca digan
que nos dejamos engañar
por la poesía.
No va a pasarnos nada:
somos millones de arenas
sin desiertos
la vida está ahí
dormida entre tus cuentos
mis pequeños versos
nuestros libros.
Sea yo tu ventana
y tú mi gato
posado y ronroneando
atento al vuelo
distraído de una mariposa.
Si es esta
nuestra primavera
que se note
y que no digan
que nos dejamos engañar
por la poesía.
Vamos a animarnos a ser libres
media tarde, cuarta lluvia
un tercio de siesta
un octavo de abrazo
compartido
entre dos mitades.
Y a ese que viene
de a palo y garrote
cerrarle la puerta
para que no nos vea.
Y de ser posible
tú te me quedas
y me desnudas también
el poema
que hoy, por encima
de tanta tormenta
se nota en tus ojos
el pez
vivo de una pupila.
¿Y qué si es esta
la hora de dormir?
Puedo cerrar cien ojos
y aún el sueño
no vendría.
Mantengamos el cielo
juntos
que de estrellas
me sé la vida.
Soltemos, compañera
la pluma heroica
y defendamos con poesía
el santo derecho
a estar la vida
entera
dejándonos mentir
por la poesía.
Todo muerto...
Todo muerto,
gris cemento hormiguero
paja seca
en los floreros.
Recuerdo que hubo un antes:
las flores se cortaban del jardín
y se dejaban en la ventana
de la vecina que nos desvelaba.
Había muchachas que guardaban
entre las hojas de un libro
esas flores
por años.
¿Habrá alguien que todavía nos recuerde?
Doble
En la hojarasca,
entre las hojas muertas
la mariposa
las alas secas,
como las hojas muertas
de la hojarasca.
Si el verso es ala
Si el verso es ala,
si el poema pájaro...
¿es el libro una jaula?
Hay poetas que escriben jaulas,
libros que encierran poemas...
Habrá que aprender a hacer libros que vuelen
libros bandada,
Escribir bandadas de poemas...
Me reconocerás por el sonido
Me reconocerás por el sonido
de esa guitarra fabricada
con la madera del árbol
que seré.
Así, amigo, me reconocerás cuando haya muerto
y esté, bajo la tierra
alimentando el árbol
del que saquen la madera
con la que fabriquen la guitarra
con la que te acompañes en tus juergas
cuando yo ya me haya muerto.
Así, amigo, seguiré siendo en la muerte
tu amigo todavía.
La ojerosa noche de estrellas vacías
La ojerosa noche de estrellas vacías,
como las manos
de un amante.
Tu presencia nocturna como las manos
del pez;
tu vientre frío y tu silencio gris
de plumas secas
y tu muerte
de toros blandos bufando
un futuro de puros negros sin rojos
que se diluye en la arena como utopías viejas.
¿Cómo es que hay tanto tú sin ti?
¿Cómo es que hay algo sin ti?
En mi imaginación hay todo un mundo sin ti
pero tanta ciudad no sirve
y tanto árbol creciendo y dando flores
que no puedo arrancar para ti.
La noche me ha traicionado en el espejo
y me duermo creyendo que sueño.
Por este beso guardaré silencio y luto.
Para mañana me inventaré otro nombre
y moriré en silencio sin contar ni un beso.
Soy una sombra
Soy una sombra:
la sombra del ala,
de la rama;
la sombra del canto del pájaro,
el eco de sus plumas rojas
azules y amarillas.
Tráfago
Entonces en una esquina
me invento el siguiente cuento:
que un semáforo tuerto
me da un guiño
como diciendo
"tranquilo, que es todo un juego,
aquí nadie muere
sin tener un beso".
Pájaros
Pájaros,
no siempre coloridos
ni de canto afinado.
Pájaros
a veces negros
como murciélagos
─se de alguien a quien
le gustan los murciélagos.
A veces duermo
o no duermo
entre el caos de plumas
que me dejan;
plumas sueltas,
nada entero,
no llegan entre todas a ser pájaro.
Pedacitos de pájaros
que no consigo armar.
Pájaros que apenas nacen
y ya se me van.
Adriana
A ver, cuéntame esa historia,
la de tus días y tus noches sin mi.
Cuéntame tu huella sobre el pasado,
sobre el camino que ambos recorríamos sin saberlo
y que un buen día nos dejó desnudos bajo el mismo techo.
Cuéntame de los árboles que sembraste, de las flores
que dejabas crecer en tu jardín y de los hijos que no tuvimos
y esperan que abramos las puertas de ese laberinto
biológico de la reencarnación.
Háblame de esa otra mujer que no era mia
cuando todavía yo no era tuyo.
Un duende juguetón se alegra con tu cuerpo
Un duende juguetón se alegra con tu cuerpo,
se regodea, borracho de tus sombras desnudas,
ama tu locura de gata en celo, tu fiereza salvaje,
tu lado más animal cuando lo humaniza el amor.
La noche nos encierra en una cajita pequeña donde solo caben los sexos.
Dos almas prestas a mostrar los dientes si el amor
así exigiese.
Vendré con mis flores marchitas:
Vendré con mis flores marchitas:
mis pétalos secos, mis espinas sin punta.
Vendré a tocar tu puerta con mis muñones.
Vendré y esperaré en tu puerta como un mendigo.
Esperaré con la escarcha de la noche enamorada en mi barba.
Esperaré la noche y el día y la noche que sigue y el día que les siga.
Vendré a que me resucites; a que me conviertas en pan las piedras,
en vino las aguas, en vida eterna mis llagas.
Vendré a ser tu milagro yo, mi Dios vos.
Vendré a tocar con mis heridas tu vestido para curarlas.
Esperaré, sin ser digno, que entres en mi casa
y con dos palabras tuyas bastará para sanarme.
En otro lugar de América alguien te cruza en la calle
En otro lugar de América alguien te cruza en la calle,
indiferente a esta idea constante de no tenerte.
En otro calle alguien pide una moneda
y alguien se la niega y nos hace hermanos en la carencia.
¿Somos uno, dos o tres los que no tenemos?
Las matemáticas suelen sucederle de esta forma
a los que cuentan carencias.
Cuando éramos niños creíamos, después crecimos
─crecer es descreer de tantas cosas.
Un perro llora en algún patio vecino y un gato mojado por la lluvia
estornuda del otro lado de la ventana.
No hay mucho que hacer o que mirar.
Sé que hay ancianos que duermen la tarde
con los ojos puestos en el reloj en la pared
esperando que la noche traiga el descanso a su cotidiana vejez.
Ser un pez, y no saber del agua. Ni imaginar el aire
o la tierra firme y la evolución.
Desear no tener deseos ─y saber que se está deseando.
Conocer a esa mujer que no conoce esta lluvia,
que vive en otra lluvia.
Desear a esa mujer.
Que sea mi adverbio de lugar.
Resumen de la tarde:
llueve.
En tu domicilio
En tu domicilio
o en el mio,
frente a tu propia puerta,
frente a la mía,
como la muerte omnipresente
o la vida invisible.
En todos los lugares y en ninguno.
Allí donde estés, esté, estén
o estemos;
donde la vida ocurra,
con pan o con hambre.
En la habitación donde se aman
los amantes
o en la esquina donde se rompen las promesas;
en un hospital,
en una escuela,
en una biblioteca.
Allí, con el honor, con la palabra
o con los hechos
te amaré.
En todas partes, y en ninguna.
Un ojo puesto en la vida...
Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.
Que el mismo viento nos mece
y la misma suerte nos tuerce
desde que somos retoños
hasta que llega la muerte.
Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.
Del viento todo es criatura
y poco le importan las cosas,
que el hacha no mide al árbol
por fruto, edad, o su altura.
Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.
Un día llega y se besan
el filo con la corteza
y así se acaban de un golpe
salud, amor, y riquezas.
¡Es la Luna!
¡Es la Luna! ─gritan con alegría
los cuervos de la noche.
"¡Es la Luna!
La Reina mía."
Y esa Luna los cuida.
Y bajo esa Luna, ellos
escriben poesías.
¡Es la Luna! ─gritan con alegría
los cuervos de la noche.
"¡Es la Luna!"
y ella, en silencio, los mira.
Se quebró el cristal
Se quebró el cristal
de una ventana.
Quedó una piedra
─ que podrá olvidarse─
y un hueco donde antes
hubo un cuerpo transparente.
Se quebró, también,
la mano inocente que arrojó la piedra.
Sí, vendrá el olvido. Incluso la ventana
olvidará. Repararán el cristal,
que se dejará otra vez
atravesar por la mañana.
En silencio, quizá recuerde,
muy por dentro, y llore
por la mano que una vez quebró su alma.
Quisiera...
Quisiera...
quisiera tener un verso,
un beso, o el seso suficiente
para rimar dos bocas
que duermen solas
y no se tocan.
Quisiera...
quisiera abrazar un cuerpo,
apretar los brazos,
palpar la espalda,
sentir las piernas,
matarnos a besos
hasta el aliento.
Que estés, que vengas.
Que no haya puertas
solo ventanas
por donde ver ahí fuera
la noche helada
y saber acá, dentro, que de afuera,
no nos importa nada.
Era una siesta eterna la vida
Era una siesta eterna la vida
cuando era joven.
De noche,
alguna muchacha de ojos marrones
me acompañaba
y como no había besos había palabras
y horas enteras de hablar sin pausas.
Y ella escuchaba.
Con sus ojos marrones, ella escuchaba.
Y yo solo hablaba y hablaba...
hasta que amanecía y había
que regresar a casa.
Y así, de apuro, casi de malas,
al final de una madrugada
quería robarle un beso
y ¡qué feliz me volvía
aunque no obtuviera nada!
Era una siesta eterna la vida
cuando era joven.
Shhh...apaga esa boca
Shhh...apaga esa boca
que ya es la noche.
Tu solo descansa,
relaja los brazos,
estira las piernas
que cuando estés recostada
encenderé la Luna
para que leas
un rato
y después te duermas.
¿Tiempo? ¡Qué cosa!
¿Tiempo? ¡Qué cosa!
¡Es vida, no tiempo,
lo que se escapa!
Prueba en tus manos
mantener la arena
en un puñado...
o el agua, en tus blancas palmas
formando un cuenco
como de barro...
Prueba dándome un beso
y verás,
si estás atenta,
como es la vida, que no el tiempo,
¡lo que se escapa!
Ah, ¿y Tú cantas como el ave
Ah, ¿y Tú cantas como el ave
que despierta a la mañana
con el vidrio de su canto
en una rama?
La espuma que viste
de gala a las olas
con sus blancas crestas
sobre la noche eterna
del mar azul...
¿también de ella reniegas?
Me besas la boca y me dejas
como la espuma blanca de una cerveza
marcados los labios
con gracia tierna
y en la cabeza
¡todo es mares bajo tormentas!
He salido a comprar dos flores
He salido a comprar dos flores
para adornar mi casa.
He salido y he visto la calle:
esa jungla extraña de salvajes bestias
alimentándose mutuamente el odio y el resentimiento.
Escuché a dos conductores que se insultaban,
vi a dos policías mirándole el culo a una menor de edad.
Un mendigo insultó a un obrero que no le dio una moneda.
Un cura puteando a una vieja que no encontraba las monedas
en la caja del mercado,
un empleado descontento tratando mal a los clientes,
un hombre de traje tomando café y leyendo el diario
a las once de la mañana de un martes.
Un perro apaleado por meter el hocico en una bolsa llena de basuras
que habían tirado porque era basura. Y aún así...
Un hombre juntando cartones y botellas y una cola de taxistas
protestando por el caballo en el medio de la calle.
Una muchachita de unos quince llorando un novio de unos dieciséis
y jurando que el amor es pura mierda.
Ya había, casi, decidido olvidar las flores y volverme
cuando los vi, jugando con las manos, y sonriendo,
en un banco de la plaza, cerca de un árbol, que un poco los tapaba.
Entonces compré tres, no dos, flores,
y una la dejé de vuelta a esos dos
antes que la ciudad se les tragara los besos.
He olvidado el dolor
He olvidado el dolor,
así de simple,
sobre el escritorio, la mesita
del café, entre las flores del balcón.
He olvidado el tiempo,
las quejas y he dormido
una siesta de domingo
un lunes por la tarde.
Me he dejado el dolor sobre la cama
violado en sueños
y allí lo he dejado,
dormido entre dos lágrimas
mías o suyas,
da igual,
de todos modos
era un dolor mio.
No llovía. Pero la lluvia
No llovía. Pero la lluvia
no era todo,
tenían
otras cosas:
un par de nubes, las ganas
y en última instancia,
la ducha a seis pasos de la cama.
No llovía. Pero tenían un viento
del norte, cálido,
de esos
que queman las espaldas
desnudas
de los cuerpos desnudos
de los amantes desnudos.
Llovió. Llovió tarde,
cerca
de las tres de la mañana.
Y se levantaron, se vistieron,
y salieron a la calle
a amarse
en un callejón de esos
que a la mayoría los asusta.
Y se amaron. Como dos sedientos
bajo una lluvia fresca a las tres de la mañana.
Eras destierro, tierra negra, olvido y marea.
Eras destierro, tierra negra, olvido y marea.
Y yo lo opuesto.
Dos alas estaban rotas. Un otoño de plumas
era la habitación entera.
No recuerdo cuándo fue que asesinamos al ángel.
Ni recuerdo cómo.
Pero habíamos perdido. Eso era seguro.
Las manchas blancas de sangre en las sábanas
eran nuestras y ajenas.
Creo que fue por eso que decidí marcharme.
Pero toda la escena se me hace una noche de lluvia en una carretera.
Después, un amanecer fingió, amablemente, una rutina.
Tus brazos eran tus piernas, mi cabeza un miembro viril
descompuesto vomitando un mal recuerdo.
No había distracciones suficientes y te mantenía atada
en mi cama pero de una forma diferente.
Era en vano. Todo.
Me llegaban voces, como ocurre siempre.
Gente diciendo que te había visto.
Y ¡qué me importa! me repetía sabiendo
que mucho me importabas todavía.
¿Quién abrió la puerta? Fue mi primer pregunta.
Sabía bien quién la había cerrado.
Y de a poco entendí que nada era importante en el pasado
porque estaba muerto u olvidado.
Si alguien piensa que son cosas diferentes
lo invito a enamorarse de cierta gente.
Me fui volviendo una planta que nadie cuida.
Pero no me marchitaba.
Me disfracé entonces. De otro hombre, con otro amor.
Y fue peor con dos amores.
Uno no lo olvidaba, al otro, que no lo amaba.
Se hicieron panteras y les crecieron dientes
afilados y garras.
Todo era en vano. Siempre faltabas. O no.
Decir que me faltabas era echarte una culpa
cuando en realidad lo que mataba, era la forma en que yo te buscaba.
Canción de las cosas
Hay cosas que están más vivas que nunca,
cosas nuevas y cosas viejas,
cosas blandas y cosas duras,
cosas que duelen, cosas que alegran.
Hay cosas por las que aún vale la pena esta vida:
cosas que no se venden, cosas que no se compran,
cosas que no se apagan.
Almas de fuego que todavía siguen vivas...
Si hasta la muerte tenemos todavía
metida en carne viva
y la vida llevamos como una marca
de muerte que no termina.
Hay cosas que están más vivas que nunca.
Hay cosas que no terminan,
cosas que siempre regresan,
cosas para sentirlas y con espinas.
Hay cosas por las que aún vale la pena esta vida:
cosas que no se venden, cosas que no se compran,
cosas que no se apagan.
Almas de fuego que todavía siguen vivas...
Si hasta la muerte tenemos todavía
metida en carne viva
y la vida llevamos como una marca
de muerte que no termina.
Tu luna azul. Mi noche negra.
Tu luna azul. Mi noche negra.
"Ciego" a mi me llamaban
las niñas que no miraba.
Para otro amor no tenía
ni ojos, ni manos, ni nada.
Tu luna azul. Mi noche negra.
En tus brazos yo quería
dormirme la muerte entera...
Cantaba un hombre su pena,
cantaba su negra pena.
Y bailaba la muerte cerca
un poema de plumas negras.
(En el tablao el día
viene trayendo rutina.
La moza vuelve a sus sueños,
al pan duro de cada día
vuelve temprano el obrero.)
Queda un cantor herido
y, en un mesa, ebrio un poeta
de medio pelo.
─Cantor no calles, ¡que el alba
no rompa tu pena!
¡Qué pague caro esa niña
el desaire'e sus ojos negros!
Tu luna azul. Mi noche negra.
Traéme, niña, esperanzas
que no me quedan.
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